Publicado en Noviembre 1997, revisión
Agosto 2010
Escrito
por Ernesto Rosati Beristáin
Derechos reservados: 03-2008-080511464200-01
*Tesis filosófica del Ser en función del Espíritu.
*Análisis y síntesis del ser humano considerando la
existencia del espíritu.
*Antropología humana de acuerdo a estos
descubrimientos.
El Universo Espiritual primera parte
Prefacio 4
*Qué Somos 10
*Fundamentos 38
*Principios y Leyes Universales 43
*Concilio Filosófico segunda
parte
Han
pasado dos mil quinientos años desde que Platón y Aristóteles definieran como
cuerpo y alma lo que constituye al hombre, con la desgracia de haberlo
conseguido de forma parcial y limitada.
Nuestra
Era Plagada de logros y descubrimientos tiene que dar paso a la revelación del
espíritu, porque al no haber estado definido por la ciencia, el espíritu no ha
formado parte de nuestra definición y por lo mismo se ha confundido con el
alma, siendo este descubrimiento verdaderamente útil e importante, ya que es
como haber descubierto el misterio de la existencia de un nuevo Ser en nosotros
ya que nosotros también somos espíritu.
Definir
este contexto es descubrir un universo de posibilidades, dando paso a lo
eterno, lo que nos da nuevos propósitos y portentosas virtudes que van más allá
de lo aparente y superficial, definiendo el bien y el mal en su verdadero
contexto y significado, algo que por desgracia antes no podíamos comprender, al
no haber una definición con la que pudiéramos hacer conciencia para poder
considerarlo.
La
Filosofía “anhelo de la sabiduría”, tiene en estos argumentos la verdad que
fundamenta una concepción distinta del Ser, ya no visto desde la dualidad de
cuerpo y alma, sino desde su verdadera perspectiva como cuerpo, alma y
espíritu, esta tesis es el análisis antropológico desde esta perspectiva.
Entendamos
que por la falta de la definición del espíritu, la filosofía ha truncado al Ser
de una forma muy argumentada, ya que lo que se ignora se repite una y otra vez
al tratar de convencerse, cuando en cada argumento sólo demuestran su ignorancia,
por lo que es preciso considerar al espíritu como perteneciente a un contexto
distinto, para poder comprender correctamente al ser humano en su conjunto y
entender la trascendencia e importancia del espíritu, ya que por no poder hacer
conciencia de su verdadero significado, el espíritu que intrínsecamente forma
parte de nosotros, no ha cobrado conciencia en el alma ni ha sido parte de su
vida, ni parte de su realidad, ni parte de su Ser.
No
se niegue la oportunidad de descubrir todo su Ser, no menosprecie este regalo
que tantas generaciones hubieran querido tener.
La
esencia de las cosas aún se está revelando, porque lo que se ha descubierto del
Universo tienen que ver con lo aparente.
Lo
que conocemos a ciencia cierta, sin dudas ni supuestos es lo que realmente
somos, por lo que debemos entender que lo que realmente sabemos es lo que
fundamenta a los principios que tenemos y estos principios son los que rigen
nuestra forma de vivir la vida, ya que los fundamentos del conocimiento
resultan en la conducta en lo individual y como sociedad, porque la fuente de
los propósitos, metas e ideales, así como la forma de realizarlos, se dan por
el conocimiento que en lo personal y como sociedad se aplican; porque lo que
tenemos que imaginar no lo sabemos de cierto y por lo tanto no forma parte de
nuestra realidad.
Si
no se conocen los fundamentos se desconocerán las causas y efectos, si nuestra
conducta no está bien fundamentada consideraremos solamente los objetivos sin
importar la esencia de los actos, porque sólo entendemos la existencia de las
obras que es lo que ven nuestros ojos, si no conocemos al espíritu que es la
esencia misma de los actos, no lo podemos considerar al formar la escala de
valores; si a esa esencia no la entendemos como algo existente, como
consecuencia tendremos toda clase de problemas, porque si el amor, la paz y el
gozo son obra del pensamiento carecen de valor, porque serían parte de la
imaginación y no de la realidad, por lo que se han considerado a los ideales
que son aspiraciones como el fundamento, al no considerar que existe un
fundamento; cuando el amor y la verdad son los principios y valores que
necesitamos para ser felices en verdad, pero por desconocer al Espíritu que es
de donde se desprenden, sacrificamos como consecuencia a la paz y al gozo que
son lo que sentimos del espíritu, sacrificándolos por la vanidad y la
superficialidad que son lo que ven nuestros ojos, como si eso fuera lo único
que existe; es como la embriaguez, un placer momentáneo del que al final
regresamos a la cruda realidad.
La
filosofía, es la ciencia que se ocupa de conducirnos a la solución de los
problemas desde su concepción, lo que sería una realidad si en verdad nos
condujera al conocimiento desde su esencia; esencia que pertenece a un contexto
que no es material ni racional (que no es forma ni concepto), sino a lo
espiritual.
¿Pero
qué es el espíritu? ¿Qué relación tiene con el origen de los problemas? ¿Y cómo
es que conocer al espíritu puede ayudar a resolverlos?
Para
dar una semblanza del porqué de los problemas que la falta de fundamentos han
ocasionado al conocimiento, regresemos cerca de dos mil quinientos años, hasta
la Grecia antigua, en el tiempo en que dos discípulos de Sócrates definen al
hombre de la siguiente forma:
Platón define al hombre como cuerpo y alma; él
considera que el alma es la parte trascendental del ser, por lo que en el
perfeccionamiento de sus facultades estaría el propósito primero y último de la
humanidad, con lo que declara que “la inteligencia es el bien supremo del
hombre”. En base a éste razonamiento se desarrollaron métodos para medir el
Coeficiente Intelectual, clasificando al ser humano de acuerdo a la cantidad de
conocimientos que puede adquirir y relacionar, lo que también se consideró como
"el don divino que nos ha sido dado", teoría que sigue vigente y que
se sigue inculcando. Si el alma es el principal valor del hombre, como
resultado dará origen al egoísmo, a la vanagloria, al racismo, a la falta de cordura
en la toma de decisiones, porque dentro de ésta apreciación, el hombre busca la
supremacía y no tiene un fundamento que sostenga la igualdad entre los mismos,
sino que dependiendo exclusivamente del razonamiento, crea la moral y la ética
que viene a ser la legalidad del pensamiento impuesto, siendo a su vez la
primera barrera entre los seres humanos porque las razones no son
necesariamente justas para la mayoría, ya que sus fundamentos son
circunstanciales y como éstas reglas no tienen principios que sustenten la
razón de tener intenciones y motivaciones absolutamente buenas no pueden ser
universales; esto es porque el alma no puede sustentarse a sí misma porque el
contexto en el que se desarrolla es relativo y de ahí no pueden surgir los
principios que la fundamenten.
Por
otro lado Aristóteles plantea al hombre como una unidad, el cuerpo y alma son
una misma sustancia, el cuerpo es la forma del alma y el bien supremo del
hombre se da en la totalidad de su contexto, tanto en bienes materiales como en
inteligencia, siendo la inteligencia el medio para conseguir la belleza, la
riqueza, el poder y la fama; Filosofía que dio origen al orden económico que
rige hasta nuestros días, al buscar como meta la acumulación de la riqueza
material para su realización. También dio lugar a la teoría de la evolución “ya
que la materia por si misma tiene inteligencia, y se organiza de tal manera,
que por selección natural da como resultado al hombre”, pero si el bien
preciado del hombre es el cuerpo que incluye al alma, se buscará el placer y la
riqueza sabiendo que en éstos está la supremacía de la humanidad, lo que nos
lleva a los mismos resultados que con Platón, con la diferencia de que en la
búsqueda del ideal de ser mejores que los demás, se pueden pisotear los principios
morales y éticos sabiendo que son prescindibles en la lucha por ser más, sin
que exista lo bueno y lo malo sino el placer y el dolor.
Con
estos antecedentes podemos reconocer que es necesario descubrir un ámbito
inherente al hombre en el que se pueda definir el bien y el mal de forma
absoluta, para poder desarrollar una tesis ética y moral que pueda ser
universal.
Estas
dos corrientes filosóficas no han sufrido cambios y han fundamentado las tesis
filosóficas subsecuentes; llámense Materialismo, Evolucionismo,
Existencialismo, Idealismo, Positivismo o Antropología Humana, todas las
corrientes filosóficas declaran al hombre como cuerpo y alma, separadas o
unidas, incluso la Teología retomando a los Griegos así lo ha considerado, pero
no han considerado que el hombre pueda ser algo más que cuerpo y alma, y no lo
hicieron porque no lo pudieron explicar, al no tener un fundamento en que
sustentar ésta tesis.
Las
consecuencias de la filosofía que se inculca en la humanidad son evidentes,
considerándose diferentes, por su color, por sus recursos, por su origen, por
su educación o por su actividad, distintos pero con el mismo egoísmo, porque de
una u otra forma están unidos por una de las dos corrientes filosóficas
englobadas en el pensamiento Griego, así que sea la riqueza, la belleza, el
poder o la fama, sean los poseedores o los poseídos, la humanidad entera está
sumida en esa escala de valores. Es tiempo de descubrir otra parte de nosotros
que no es material ni racional, en la que no hay supremacías, sino sólo hay
vida o muerte, verdad o mentira, paz o angustia, bien o mal; que no es obra de
la imaginación porque es real y que podemos conocer porque la sentimos; una
parte de nosotros que no está sujeta al tiempo ni al espacio porque es eterna,
que si la conocemos nos da la libertad de decidir lo que es correcto, pero que
si ignoramos nos encadena a la incertidumbre en nuestra toma de decisiones, a
las equivocaciones, a la vanidad, al placer y también a la culpa y la soledad.
Si
existe esa parte de nosotros que estamos por descubrir ¡que existe!, es seguro
que se tendría que cambiar toda la Filosofía que ha dictado nuestra forma de
entender la vida, ya que habríamos vivido en el error, equivocados en los
propósitos, las metas y objetivos; la inteligencia como los bienes materiales
ocuparían un segundo término y el bien supremo del hombre sería ese Espíritu
absoluto y eterno con el que se consigue la vida eterna y la paz, en el que por
su conocimiento habitaría en nosotros el verdadero amor, la paz y el gozo
permanentes, la bondad y la benignidad abundantes, la mansedumbre y la
templanza que da la seguridad de la certeza, porque en el cuerpo físico no hay
cabida para lo perfecto, pero en el Espíritu si lo hay, porque si se desconoce
¿cómo puede el alma sujetarse a lo que ignora?, lo que también es evidencia de
las equivocaciones que la Filosofía por la falta de éste conocimiento ha
sostenido. Demostrar la existencia de nuestro espíritu como una parte que nos
constituye es el primer objetivo que se pretende lograr; el alma no es el
espíritu ni el cuerpo es el alma, son tres partes perfectamente definibles y
comprobables que constituyen nuestro Ser.
Se
ha enseñado por dos mil quinientos años que somos cuerpo y alma porque así
fuimos definidos por los filósofos, ya que ellos ignoraron a su propio
espíritu, por lo que la mayoría tiene ese concepto, y terminaron por
confundirnos cuando declararon que el alma y el espíritu son lo mismo, pero el
alma y el espíritu pertenecen a contextos distintos y podemos comprobar sus
diferencias, revalorizando los juicios que equivocadamente se han tomado por
desconocer nuestra parte espiritual, porque la escala de valores si no
considera al espíritu, tendrá como premisa mayor al alma con sus relativos
valores y su gloria vana o al cuerpo con sus placeres y belleza aún más vanos,
en cambio el espíritu pertenece a un contexto en el que sí se puede sostener la
verdadera justicia, la perfecta paz y el gozo, fuentes de la felicidad que
todos desean.
"El
Universo Espiritual", debe su nombre a un convencionalismo, bien podría
llamarse Dimensión Espiritual o Contexto Espiritual, pero por ser absoluto y no
relativo como lo material lo hace completamente distinto, por lo que no creí
conveniente considerarlo de ésta manera para su análisis, aunque podría
mencionar que el Universo está formado por: el universo espiritual, el universo
racional y el universo material para evitar confusiones, o decir que lo forman
Dios, su concepto y su expresión, que viene a ser Dios mismo, aunque reconozco
el escepticismo de algunos que metódicamente han negado la existencia del
Creador por lo que era importante tener la comprobación científica de su
existencia para que estuviera bien fundamentada esta tesis; lo que me recuerda
un juego en el que se tienen que unir cuatro puntos enmarcados en un cuadro,
con dos líneas rectas; la respuesta está en unir las rectas por fuera del
cuadro que enmarca los cuatro puntos.
De
la misma manera la visión del hombre ha estado enmarcada de acuerdo criterios
limitados, pero si ampliamos nuestros límites con un concepto más grande que
ser sólo cuerpo y alma, entonces podremos reconocer la maravillosa obra que
cada uno de nosotros es y el Espíritu de Dios que potencialmente cada uno
encierra.
El
hombre se ha maravillado con descubrimientos y redescubrimientos de los
secretos del universo: las matemáticas, la geometría, la física, la biología,
todas las ciencias naturales, gracias a hombres con talento y con destino que
estuvieron en el lugar y el tiempo en que sus facultades sirvieron para
definirlos y explicarlos. Ellos escribieron parte de la historia pero la
psicología, la sociología y la antropología humana han dejado mucho que desear,
todos esos descubridores no eran mejores que cualquiera de nosotros y aunque
haya quienes piensen que poseer más talento o fortuna los convierte en un ser
mejor que los demás, la verdad es que lo único que podría cambiar
verdaderamente nuestro destino sería poder llegar a trascender a ésta
existencia, pero para trascender no es necesario tener más talento o
fortuna, lo que es necesario es hacer conciencia del Espíritu de Dios y eso
cualquiera lo puede hacer sólo necesita los principios que lo lleven a
hacer conciencia de todo su Ser.
Si
se libran de juicios de valor que les impidan conocer el verdadero significado
de los conceptos que aquí se manifiestan, los podrán valorar correctamente, pero
si se llenan de perjuicios, como por el hecho de mencionar a Dios o a la
Biblia, nunca podrán alcanzar la verdadera libertad; porque en librarnos de
éstos lastres, radica el verdadero ejercicio del libre albedrío, ya que es el
conocimiento el que da la seguridad y libertad que queremos alcanzar; en cambio
la ignorancia es como la ceguera, los incapacita, y quedan a expensas de otros
también ciegos, del bastón, el lazarillo o en el mejor de los casos a expensas
de quienes si saben, cuando nosotros mismos podemos conocer lo que nos es
necesario para alcanzar la libertad espiritual, la única con la que podemos
sentirnos verdaderamente libres.
El espíritu es la esencia, origen de toda
obra, motivo de todo cambio, verbo de toda expresión, es la intención y va más
allá de cualquier concepto y forma porque es quien los engendra, constituyendo
en si la razón de ser de todas las cosas.
No
se puede fundamentar una tesis de esta naturaleza en una serie de suposiciones
o conjeturas, y mucho menos si se está cuestionando la esencia misma de la
filosofía, por lo que es necesario partir de evidencias para definir no sólo lo
que es espiritual, sino la totalidad del Ser.
LAS SENSACIONES SON EVIDENTES
Las
sensaciones son las evidencias que fundamentan esta tesis, ya que son
universales, con las que podemos distinguir lo físico, lo conceptual y lo
espiritual, como tres tipos de fenómenos diferentes, sensaciones que si
discernimos correctamente podemos distinguir, dividiéndose en los siguientes
tipos: las sensaciones físicas percibidas a través de los sentidos, las
sensaciones racionales reflexivas en función de su significado que son las
llamadas emociones en el sentido más amplio y elemental; y las sensaciones
espirituales intuidas a través de los sentimientos, dividiéndonos de acuerdo al
tipo en: cuerpo, alma y espíritu, con lo que también podemos determinar tres
niveles de conciencia y realidad: la que se manifiesta en el tiempo y el
espacio físicamente; la del pensamiento análogamente representada por la
realidad virtual, que se manifiesta en conceptos que pertenecen a un contexto
de significados que producen emociones racionales, y las sensaciones
espirituales que se reconocen a través de los sentimientos de manera subjetiva,
pero real y verdadera en el universo espiritual y que se manifiesta a través de
nuestras intenciones.
Sin
embargo nuestra mente está sumida en una profunda confusión por no tener los
elementos de juicio que nos hagan discernir correctamente las emociones de los sentimientos,
la diferencia entre el alma y el espíritu, que evidentemente con el uso de
estas sensaciones podríamos comprender correctamente. En distinguir los tres
tipos de sensaciones, radica el fundamento de esta tesis, pero su importancia
va más allá de una simple apreciación de sensaciones, porque el espíritu es
trascendente e inmortal pero si no hay conciencia no puede formar parte de
nuestra realidad ni de nuestra vida es como si no existiera, por lo que del
estar conscientes y despiertos al espíritu depende que termine para siempre
ésta terrible confusión.
Analizar
la vida en todos sus vértices, desde cualquier perspectiva, considerando al
espíritu en su debido contexto y realidad, puede revalorizar los principios y
valores que se han formado en nosotros al ignorarlo; analicemos juntos estos
argumentos y comprobemos lo que aquí está escrito, porque el conocimiento del
espíritu, es responsabilidad de cada uno de nosotros, descubramos juntos un
Universo casi inexplorado, Universo que encierra al cielo y al infierno, que no
es imaginario, del que somos parte y estamos formados, el "Universo
Espiritual".
Si
tiene duda de su destino, si tiene ese temor inconsciente al renombrado
infierno o en el mejor de los casos la esperanza del paraíso, bien puede ayudarlo
conocer a su propio espíritu, o si es que quiere saber realmente el significado
por el que fue creado, su propósito y destino, sin dogmas, sin equivocaciones,
sin engaños, entonces conocer a su espíritu es imprescindible.
Antecedentes:
Desde
que el hombre tomo conciencia de su existencia, se ha preguntado acerca de su
origen, como también ha procurado resolver la incógnita acerca de lo que es.
No
podemos comprobar lo que se pensaba antes de que se inventara la escritura, por
lo que basándonos en los más conocidos antecedentes escritos acerca de la
concepción del hombre, podemos mencionar que del pueblo Semita surgió una tesis
escrita en la Biblia acerca de nuestra concepción, en la que se considera que
el ser humano es cuerpo, alma y espíritu, misma que se puede leer en los
primeros textos de la Biblia, pero miles de años después surgió en Grecia otra
definición acerca del hombre la cual se inculca académicamente hasta nuestros
días, en donde Platón y Aristóteles declaran en sus tesis filosóficas que el
hombre es cuerpo y alma solamente. En estas tesis no se discierne al espíritu
del hombre porque se analiza la existencia en función de lo aparente, de lo que
se puede percibir con los sentidos, sin considerar a la esencia de esas
expresiones como algo existente.
Con
la venida de Jesús al mundo, queda implícita la tesis que sostiene que el
hombre es también espiritual pero no se explica filosóficamente, porque aunque
da testimonio en sus actos y en sus dichos, el misterio de Dios que es la
demostración de su existencia, su definición y la comprensión de lo que implica
para nuestra propia existencia no había sido resuelta, por lo que nuestro
propio espíritu seguía siendo un misterio; posteriormente tanto San Agustín,
como Tomas de Aquino (Santo Tomas), retomaron los conceptos Griegos y los
adaptaron para crear una versión teológica en la que no se define ni se
considera al espíritu como una parte de nuestro ser, transformando el concepto
de cuerpo, alma y espíritu, en cuerpo y alma nuevamente:
Agustín,
influenciado profundamente por Platón, ve en el alma y el cuerpo dos sustancias
separadas, que no constituyen una realidad substancial, perteneciendo el cuerpo
a lo material y el alma a lo espiritual, al mencionar que "el hombre es
cuerpo animal y alma espiritual". Es una concepción, en la que el dualismo
se percibe claramente, por lo que deduce que la semejanza de Dios se da en el
alma espiritual del hombre, lo que no permitió entender la diferencia que
existe entre el alma y el espíritu y tampoco entre Dios y los hombres.
Tomas
de Aquino por su parte, toma la doctrina Aristotélica, en la que el cuerpo es
una expresión del alma, unidos substancialmente, lo que da como resultado a un
hombre completo; el hombre es un microcosmos contraído del universo todo
semejante a Dios, en donde declara que el Espíritu le corresponde en exclusiva
a Dios y a su vez declara de Dios que es ese ser incognoscible e inalcanzable,
lo que nos condenaba a existir separados de Dios, imaginando pero sin saber de
cierto cual sea su voluntad para con los hombres, lo cual es verdaderamente
desesperanzador.
Y es
debido a la influencia de estas dos tesis que la concepción formal de nuestra
existencia sostiene que no somos más que cuerpo y alma, misma que se ha
sostenido hasta nuestros días, misma que se instruye en las escuelas hasta
nuestros días.
Después
de desgastar estas dos tesis sin poder resolver muchos enigmas de la existencia
se dejó de buscar una explicación razonable y comprensible del Ser y se pasó al
análisis de la existencia en función de lo que puede conocer el hombre, pero
como Dios seguía siendo un misterio, lo único que se pudo considera en el
entendimiento fue lo que se podía conocer desde su expresión material, sin
considerar que esa expresión sólo es un medio para comunicar al verdadero ser
que en realidad somos, por lo que sin considerarlo se derivaron muchas tesis de
las que se destaca:
La “Antropología
humana” que fundamenta la concepción moderna del hombre, ya que lo concibe
desde un contexto puramente subjetivo pero basado exclusivamente en los hechos
objetivos, analizando los acontecimientos como en una oración, en la que el
hombre es el sujeto, y el verbo como el complemento es parte del concepto
subjetivo del hombre, que transcurre con un antecedente y un precedente lógico
(los que nos antecedieron y lo que nosotros mismos antecedimos, así como los
que nos precedan y lo que nosotros mismos precedamos), regresando al concepto
de cuerpo y alma, pero sin darle relevancia al cuerpo, porque lo único que
logra establecer un conocimiento seguro acerca del hombre (según esa tesis),
parte de la inmanencia de la subjetividad del alma (la eternidad del alma), no
como un alma individual sino como un alma trascendental colectiva, es como
aseverar el alma de Dios sin conocerlo, negando nuestra propia existencia; por
lo que la antropología humana surge como respuesta a las preguntas que plantea
Kant: ¿Qué puedo yo saber? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo esperar? Y ¿Qué es el
hombre? Y agrega: A la primera pregunta responde la metafísica, a la segunda la
moral, a la tercera la religión y a la cuarta la antropología, ya que las tres
primeras preguntas están relacionadas con la última; pero no considera que el
hombre tenga un origen y un destino absoluto y trascendente, ni que sea un ser
esencial; ya que filosóficamente no estaba definido un contexto que tuviera
esas características y por lo tanto definir al hombre a partir de la supuesta
eternidad del “alma relativa" era solamente una falacia, no puede ser
trascendente un alma que conoce únicamente las obras relativas e imagina
supuestos precedentes, ni puede ser cierta esa consideración.
Hacer
referencia en exclusiva de lo que percibieron nuestros ojos o lo que quisieron
entender los que escribieron la historia, nos da una visión muy pobre que nos
invita a suponer gran parte de lo que ahí se expone o a dudar de todo, es
necesario cambiar nuestra perspectiva en función de principios inamovibles, que
puedan sustentar una tesis en la que podamos desarrollar una forma de vida sin
incertidumbre en la que podamos saber sin suposiciones, sin dudas y temores
nuestra verdadera razón de ser y existir para así ocuparnos de lo
verdaderamente importante de la vida.
Las
leyes físicas son principios que demuestran que dentro de sus límites son
correctos y aplicables, pero fuera de esos lineamientos dejan de serlo, el
tiempo y el espacio y todos los conceptos que rigen al universo fuera del mismo
pierden su validez, por lo que se entiende que existan otras leyes distintas a
las que rigen la materia, que son los principios con los que se debiera regir
el comportamiento humano. Por esto al ser humano no se le puede definir a partir
de las leyes de la física que rigen al cuerpo (porque no somos sólo esta
apariencia), sino de los principios espirituales que son trascendentales y que
le dieron origen, lo que también daría sustento al alma porque para que
signifique el alma algo más allá de lo aparente, tiene que poder trascender en
lo particular de algún modo; es aquí en donde se entiende que se necesita el
fundamento espiritual para dar sustento a la verdad de nuestra existencia,
existencia que también se desarrolla en un contexto absoluto y que fundamenta
todos los conceptos y las obras, por lo que conocerlo resuelve la incertidumbre
y por consecuencia nos daría paz.
La
filosofía al no tener definido un contexto absoluto y trascendente (un contexto
espiritual), ha tenido como fundamento de su tesis la concepción de cuerpo y
alma solamente, por lo que la antropología humana sin el conocimiento
espiritual nos condena a no tener un propósito definido ni un destino cierto.
Resumiendo:
algunos dicen que somos materia y energía en una forma inteligente; otros, que
somos cuerpo objetivo y alma subjetiva pero que sólo se desenvuelve
relativamente sin trascender de algún modo en lo particular, formando parte de
un alma universal trascendental; y otros que somos alma, parte de un alma
universal y que el cuerpo y todo lo material es como el complemento relativo y
circunstancial, en las que no hay cabida para la esperanza de que como
individuos en lo particular pudiéramos llegar a trascender.
En
esta tesis se demuestra que somos cuerpo, alma y espíritu y en base a éste
conocimiento podemos entender las implicaciones que como consecuencia de
sabernos espirituales ocurren y podemos comprender, pudiendo deducir
correctamente lo que somos, nuestra razón de ser y de existir.
Evidencias:
Las
evidencias son el punto de partida de cualquier conocimiento cierto ya que si
partimos de un supuesto, éste supuesto por definición es cuestionable, pero por
desconocer los fundamentos ha sido necesario soportar los conocimientos en
supuestos, pero el conocimiento de qué, porqué y para qué somos, debe ser
elemental, basado en evidencias, fundamentando todo lo demás que se pudiera
saber, sin embargo la mayor parte de los conocimientos (en cuanto al ser),
están sustentados en suposiciones vagas y sin fundamento, motivo de la mayoría
de las equivocaciones ya que son consideraciones ajenas a las propias
evidencias.
La
ciencia se ha sustentado en la experiencia física, por lo que no puede
explicarnos la esencia ya que el espíritu no estaba definido como un contexto distinto
del alma y la ciencia no puede considerar lo indefinido como parte de lo
existente; la experiencia y la esencia tienen que analizarse desde perspectivas
completamente distintas, pero al no tener definido un contexto Absoluto,
surgieron una serie de premisas falsas: "Pienso luego existo",
"Nada es realidad todo es un sueño", o "Nada es verdad ni es
mentira"; llegando hasta aberraciones como: "Tú estás bien, yo estoy
bien, todos estamos bien", "En las drogas se encuentra la
libertad", o "El bien y el mal no existen"; relativizando los
conceptos que en otros contextos podemos comprobar cómo absolutos, porque los
eventos que podemos conocer no son exclusivamente físicos, las sensaciones que
son las evidencias que necesitamos para poder conocernos, nos ligan a lo
físico, pero también a lo espiritual, por lo que sí definimos correctamente sus
contextos, también podremos desarrollar un conocimiento cierto y sistemático de
lo que verdaderamente somos.
Cuestionemos
aquellas premisas que nos han detenido en nuestro desarrollo: no pensamos y
luego existimos, el hecho de que podamos sabernos como algo existente es una
cualidad de la obra que somos, porque primero existimos después pensamos y por
lo tanto sabemos que existimos (no nos creó nuestro pensamiento), pero por
considerar la existencia a partir del yo se ha supuesto equivocadamente esa
tesis; las piedras existen y no piensan, así la existencia no se origina a
partir del alma, sino en otro contexto que es el que da origen a toda razón y
obra.
Afirmar
que nada es realidad, que todo es un sueño, también es aberrante, ya que la
realidad existe para todos y la imaginación por parecida que fuera no deja de
ser un acto personal y representan aspectos distintos en la conciencia, la
imaginación es el instrumento creativo de la razón, pero si se utiliza para
evadir a la realidad, eludir un hecho que sucede en verdad, caemos en el
absurdo, en el miedo de ser en la realidad, siendo esta práctica cotidiana,
debido a la falta de fundamentos ciertos para definir correctamente lo que
somos como seres humanos.
Un
concepto universal se aplica sin excepción a todos los que implica, es evidente
por lo que la prueba la tenemos en nosotros mismos sin lugar a dudas. Ejemplo:
Evidencia Yo existo
Consecuencia Sé que existo
Por
lo tanto No necesito
comprobar mí existencia
Se
ha complicado a tal extremo la existencia, con la filosofía y sus teorías, que
lo evidente se ha olvidado, lo que no hay necesidad de comprobar, lo que se tendría
que aceptar sin cuestionar, pero en el afán de encontrar las respuestas en la
imaginación, se han visto envueltos en el síndrome de las drogas, perdiendo el
elemental discernimiento de lo simple y evidente "la conciencia", que
es lo más valioso de la razón.
Cuando
se dice que las respuestas están adentro de uno mismo, no significa que tenemos
que diseccionarnos para saberlas ni tampoco que en los sueños se encuentran, lo
que significa es que a partir de lo que sentimos, podemos discernir nuestro significado,
origen y propósito, porque es un conocimiento evidente, lo que algunos
considerarán como un insulto a los grandes sabios de la humanidad, que han
tratado de comprobarlo científicamente pero sólo a través de sus apariencias,
no obstante me atreveré a evidenciarlos a expensas de todas las reacciones que
se puedan presentar.
La
humanidad está inmersa en una crisis existencial por tratar de explicarlo todo
a través de los sentidos, porque toman la afirmación Aristotélica que menciona
que "solo a partir de los sentidos se puede obtener un conocimiento
cierto", cuando las sensaciones incluyen no solamente a los sentidos, sino
también a las emociones y los sentimientos, y en medio de miles de millones de
seres humanos que ignoran su origen y destino, necesitamos reconocer que debido
a teorías mal fundamentadas, se han tenido graves equivocaciones en las ideas
que tratan de explicar la concepción de nosotros mismos, con consecuencias
mucho más graves cuando se aplican esas ideas en la toma de decisiones, ya que
en la busca de sentir que servimos para algo hemos sido capaces de sacrificar a
nuestros sentimientos por la vanidad, hemos sacrificado nuestra paz, nuestra
conciencia toda por la codicia y la maldad, por lo que nos hemos convertido en
una plaga llena de maldad y estamos condenados.
Para
poner en claro estos conceptos, hay que regresar a lo elemental, distinguiendo
de acuerdo a las sensaciones el origen de los diferentes fenómenos, ya que
dependiendo del contexto en que se desarrollen sentiremos de manera distinta,
dividiéndose en tres tipos:
Ø Las
que percibimos con los sentidos de los fenómenos físicos.
Ø Las
que discernimos de los conceptos, que a su vez son fenómenos racionales, en
emociones.
Ø Y
las que intuimos con los sentimientos, de los fenómenos espirituales.
Sentidos,
emociones y sentimientos que forman el universo de sensaciones que podemos
conocer. Si podemos distinguir estas evidencias, podremos también descubrir los
principios que rigen en los diferentes contextos.
Estar
conscientes de la realidad en estos tres contextos, es el fundamento para poder
conocer lo que somos acertadamente sin imaginar, pero si desconocemos lo
esencial no tendremos esperanza al ignorar lo trascendente ya que no puede
formar parte de nuestra existencia racional en el alma, porque el alma no vive
más que para lo que conoce y entiende, por lo que la realidad física provocara
en el alma un estado caótico al no poder trascender por su ser sino sólo por
sus obras, que de igual forma son efímeras y finitas por lo que no hay razones
para tener esperanza, y la realidad espiritual sin la comprensión de lo que
sentimos de ella, producirá miedo y culpa constantes por transgredirlo al no
saber lo que es, la realidad del alma será una constante incertidumbre y por lo
tanto se usa la imaginación para evadir estas realidades que constituyen en sí
la totalidad en que nos desenvolvemos.
Negar
la realidad con el uso de la imaginación no es la solución, es mejor que con el
uso de las evidencias se descubra la verdad, cambiando por el conocimiento las
circunstancias que nos rodean, porque si se acepta la mentira y el engaño como
algo normal, se cae en toda clase de faltas al orden natural (como muchas
prácticas sexuales en los seres humanos y muchas cosas tan detestables que van
desde los complejos hasta la xenofobia), que nos hunden más.
Conócete A Ti Mismo
Para
poder preguntar ¿qué somos? tenemos que partir de la realidad de nuestra
existencia, aunque no se pudiera explicar somos evidentes a nosotros mismos.
A lo
largo de nuestra vida hemos sido testigos de costumbres, tradiciones y culturas
muy distintas, buscando la verdad que nos identifique a todos los seres
humanos, ya que a través de estudios sociológicos, psicológicos y prácticamente
todas las ciencias de una u otra forma buscan resolver los enigmas de la
humanidad, descubriendo que lo mucho que nos une como una sola especie, no es
el color, ni el idioma; no son las tradiciones, ni la religión; sino que más
simples y profundos son los lasos que nos unen, ya que somos seres humanos, en
esencia iguales física, mental y espiritualmente porque sentimos lo mismo,
siendo los sentidos, las emociones y los sentimientos el lenguaje que nos
identifica y nos liga universalmente a todos.
Es
importante aclarar que el sentido en que se utiliza el término sentimientos, no
es la particular sensibilidad hacia las emociones, sino toda una entidad como
lo son los sentidos, ya que los sentimientos son como los sentidos, sensaciones
pero que intuimos desde el espíritu, sensaciones que en muchos aspectos se han
quedado sin una explicación razonable, porque no se había acertado en saber lo
que son los sentimientos, por lo que tampoco se acertó al explicar todo lo que
somos, ni porqué, ni para qué.
Las Sensaciones
El
discernimiento es la herramienta con la que podemos diferenciar las emociones
de los sentimientos, porque tanto sentidos como emociones y sentimientos, son
sensaciones que a su vez son los signos que tenemos para conocernos y con los
que podemos distinguir lo físico de lo racional y de lo espiritual, porque
tienen orígenes distintos.
Los
cinco sentidos son las sensaciones desde las que se forman los conceptos de lo
que percibimos físicamente, de la apariencia de lo que nos rodea y de nuestro
cuerpo, discerniendo las características de las sensaciones físicas, para
definir los conceptos que nos ayuden a identificarlos y comunicarlos, porque
los sentidos se desarrollan a partir de instrumentos de análisis, que son las
partes sensibles del cuerpo. Desde el punto de vista de la sicología material
esto no es así, los sentidos son las partes físicas del cuerpo que son
estimuladas por el medio ambiente, que traducen los estímulos y los codifican,
mandando una señal al cerebro, el cual traduce y responde de acuerdo a un patrón
establecido o se clasifica en caso de que el patrón no haya sido reconocido;
una visión muy materialista, en el que somos una maquina muy elaborada pero con
un sin número de incógnitas que es imposible resolver, porque un concepto es
algo subjetivo y físicamente no encontramos la lógica del concepto en lo
material, por lo que la única forma posible de conciliar estas incógnitas es
añadiendo la variable "alma", pero como un contexto aparte,
independiente de las leyes y los límites que el universo material impone. Los
sentidos se logran de la relación entre cuerpo y alma; en el sentido de la
vista interviene el ojo, el nervio óptico, el cerebro, así como el
discernimiento, la razón y la imaginación para conceptuar el sentido en el
alma; es verdad que al perder los ojos, perdemos el sentido de la vista, pero
también se pierde por un daño en el nervio óptico o un tumor en cierta parte
del cerebro, y también se pierde al dejar de tener contacto con la realidad, al
perder la conciencia; podrán estar las partes físicas en perfectas condiciones,
pero si el alma esta desconectada el sentido no funciona, como en el caso de
los niños autistas y también las personas que por un trauma emocional pierden
la noción de la realidad. El sentido forma el concepto en el alma, pero el ojo,
el nervio óptico e inclusive el cerebro, son el instrumento intrínseco de la
misma.
Las
emociones son las sensaciones que se manifiestan en respuesta a los conceptos
que el alma expresa de forma reflexiva en función de su significado,
desprendiéndose de la razón con una lógica que debiera ser clara y específica,
pero al desconocer al espíritu las emociones se han confundido con los
sentimientos por lo que se ha desvirtuado la lógica de la razón y se ha llenado
de explicaciones llenas de imaginación y fantasía; los conceptos son los
fenómenos racionales del ser, que por medio de la voluntad se expresan en
fenómenos físicos, racionales o espirituales, dependiendo del origen y destino
que los provoque, manifestándose en intenciones en el contexto espiritual, en
las ideas en el contexto racional y en las obras en el contexto físico;
expresiones de los fenómenos racionales que se sienten a través de las
emociones dependiendo del significado al reflexionar el alma, porque las
emociones son las sensaciones que al reflexionar sobre un concepto se
manifiestan, variando de acuerdo con su significado. Las emociones son
respuestas racionales ante distintas circunstancias que al ser reconocidas
físicamente en el cerebro (específicamente en el tálamo e hipotálamo),
estimulan al cuerpo y lo preparan, produciendo sensaciones que hacen
reflexionar nuevamente al alma; pero independientemente de las sensaciones que
se producen, se motivan las expresiones corporales, racionales y espirituales,
por lo que se entiende que las personas que han sufrido una lesión en el tálamo
e hipotálamo, carezcan de las sensaciones, pero continúen expresándose física,
mental y espiritualmente.
Los
sentimientos son sensaciones que tienen su origen en lo que intuimos
espiritualmente por medio de los cuales se forman los conceptos inherentes al
espíritu, ya sea de la esencia que se desprenden de lo que nos rodea o de las
intenciones propias. Los sentimientos captan la esencia de las cosas y de
nosotros mismos, no son obvios como los sentidos, por lo que pueden confundirse
con las emociones si se desconoce su origen al ignorar que existe el contexto
espiritual, por lo que no se entienden las diferencias entre estas sensaciones
al no poderlas referenciar correctamente, pero si discernimos las características
espirituales las podemos utilizar para distinguir correctamente las emociones
de los sentimientos y así poder definir correctamente los conceptos de las
sensaciones que sentimos de lo que nos rodean, de lo que intuimos y de nosotros
mismos; para que entendiendo el significado de los sentimientos que son lo que
sentimos de la esencia de los actos, entendamos el significado de nuestras
intenciones su verdadero valor e importancia, con lo que sobre la base de la
experiencia se puedan imaginar las consecuencias espirituales que producen las
obras y las razones que les dieron origen.
No
hemos considerado en su justo valor y en su importancia cotidiana a los
sentimientos, porque hemos ignorado la existencia de Dios y de nuestro propio
espíritu, hemos ignorado la existencia de todo ese contexto y de su
significado, por lo que sólo hemos podido considerar lo que percibimos con los
sentidos haciendo caso omiso de lo que intuimos con los sentimientos; ignoramos
nuestra vida espiritual por lo que no ha formado parte de nuestra existencia ni
de nuestro ser, y hemos tratado de llenar ese vacío en el alma con reglas y
normas por no tener los elementos de juicio para poder decidir correctamente,
responsablemente sin salir lastimados por nuestras decisiones en nuestros
sentimientos, fuimos educados en la ignorancia de la vida espiritual por lo que
lo aparente ha sido más importante que lo esencial, pero si se comprendiera la
trascendencia e importancia del espíritu, consideraríamos que lo que se siente
con los sentimientos es más importante que lo que se siente con los sentidos
porque es mayor el daño o la bendición que podemos obtener, porque el cuerpo
físico está destinado a desaparecer pero el espíritu cuando despierta en
nuestra conciencia es el que sostiene la esperanza de poder llegar a trascender
juntamente con él; si comprendemos el significado de estas sensaciones, su
origen y destino, entonces seríamos diferentes.
El Conocimiento
Históricamente
se han confundido los sentimientos y las emociones, porque el alma produce
emociones al sentir los sentimientos, y las emociones se manifiestan
físicamente al reconocerlas en el cerebro, en un elaborado proceso en el que
interactúan las tres partes de nuestro ser desde su esencia hasta su respuesta
física que se conceptúa en el alma, pero aun cuando estas sensaciones
racionales no se produjeran los sentimientos seguirían presentes porque los
sentimientos tienen su origen en el espíritu y no en el alma.
Las
tesis psicológicas han considerado al espíritu de una manera superficial como
una cualidad del alma, las más avanzadas lo han llamado el gran misterio del
alma, lo cual ha descartado el hecho de que el espíritu sea otra parte de
nuestro ser independiente del alma, pero aun cuando exista una intrínseca
relación entre éstos, son distintos en verdad y podemos distinguirlos en
nuestra conciencia porque lo que sentimos desde cada parte de nuestro ser
también es diferente y se puede distinguir; pero por esa confusión es que la
sicología ha buscado en los sueños y la sugestión la solución a los problemas
espirituales y no ha encontrado esa respuesta, ya que aunque es cierto que
estos problemas afectan directamente al alma, la respuesta no está en el alma
sino en el espíritu, por lo que es imposible que por medio de la sugestión o la
interpretación de sueños, se puedan resolver la culpa, la angustia o el odio,
que se originan espiritualmente, cuando mucho podrán ser un paliativo eludiendo
la verdad.
Las
sensaciones que podemos distinguir y conocer, se pueden representar de la
siguiente manera:
Los
sentimientos, las emociones y los sentidos, son el fundamento de lo que podemos
conocer de la realidad de todo nuestro ser, ninguna de estas sensaciones es
ajena a la otra mientras estemos en este mundo, afectándonos lo que nos pasa en
los tres niveles de conciencia, si nos duele la cabeza, si somos rechazados o
si nos mienten, porque somos un todo conformado por las tres partes que nos
constituyen:
ü Con
los "cinco sentidos" conocemos y reconocemos la realidad física,
ü Con
las "emociones" la realidad del alma
ü Y
con los "sentimientos" la realidad espiritual.
Los
sentidos no son el cuerpo, ni los sentimientos son el espíritu, estos como las
emociones son la forma racional que nos comunica con los tres contextos de los
que somos parte y que nos constituyen.
La Comunicación
Así
como conocemos a través de lo que sentimos, nos comunicamos a través de lo que
expresamos, conceptos racionales, acciones físicas e intenciones espirituales,
que son la respuesta a lo que se ejerce sobre nosotros desde estos tres
contextos, estas expresiones son los medios que usamos para comunicarnos lo que
también nos dividen en cuerpo, alma y espíritu:
v Los
conceptos son los elementos que forman el alma, así como la materia forma el
cuerpo y las intenciones al espíritu; así nuestro cuerpo y espíritu forman
parte de los contextos material y espiritual, y nuestra alma forma parte del
contexto racional; el alma se forma de los conceptos creados por la razón y el
discernimiento, de lo material que es objetivo, de lo espiritual que es
subjetivo y también de lo racional en un acto reflexivo que es conceptual,
porque lo conceptual es objetivo en la imaginación ya que es tan cierto y
verdadero en su contexto como lo son los objetos en lo material, pero también
es subjetivo porque su contexto en sí lo es, es decir que los conceptos por más
objetivos que sean no son objetos porque su contexto se desarrolla en un plano
subjetivo.
v Las
intenciones son la esencia espiritual de los eventos en que participamos, las
cuales fundamentan las obras que realizamos, son la manifestación del espíritu
que tenemos, pero la esencia no sólo se manifiesta en lo que nosotros hacemos
sino en todo lo que ha sido hecho, por lo que podemos reconocer no solamente la
forma sino la intención de las cosas, pudiendo discernir el espíritu de
nuestras obras dependiendo del sentimiento que produzca en nosotros esa acción.
v Las
acciones que son obras, son la manifestación física a través de lo que hacemos
corporalmente, que se generan en un tiempo y un espacio determinado, expresado
físicamente, estas son el resultado de todos los eventos que a partir de las
intenciones se conciben en el alma y se expresan en el cuerpo.
Al
entender que somos cuerpo, alma y espíritu, podemos también comprender que nos
expresamos en cada uno de estos contextos, manifestando esas expresiones en
acciones físicas, en conceptos que son las razones por las que hacemos tal o
cual cosa y en intenciones que son la manifestación de nuestra esencia: vida si
hay conciencia de nuestro propio espíritu y de la trascendencia de su
significado o muerte si la única existencia que consideramos es la de nuestro
cuerpo material, tratando de fundamentar nuestros actos en lo que podemos obtener
físicamente, en lo intrascendente, en lo vano, en lo efímero por desconocer lo
verdaderamente importante y trascendente de nuestras intenciones.
La
comunicación se manifiesta de diferente manera en cada Contexto:
Conclusiones
Con
estas consideraciones, podemos concluir que para su análisis el hombre es
cuerpo, alma y espíritu, y para su síntesis es cuerpo-alma-espíritu
Hacer
un análisis parcial y limitado del Ser, impide una verdadera comprensión de
nuestra realidad, por falta de perspectiva, y nos limita de forma tal, que la única
existencia que consideramos para nuestra toma de decisiones es la de nuestro
cuerpo mortal, o consideramos a la imaginación como algo real, como si la
imaginación nos pudiera llevar a la eternidad; no seamos ilusos la imaginación
no es real, no pretendamos cifrar nuestra esperanza en ella; por lo que
sabiendo la real existencia del espíritu entendamos que:
ü Al
contexto material lo sentimos con los sentidos manifestándonos en acciones,
ü Al
contexto racional lo sentimos en emociones manifestándonos en conceptos
ü Y al
contexto espiritual lo sentimos con los sentimientos manifestándonos en
intenciones.
Entendiendo
que la razón por lo que existe la confusión entre las emociones y los
sentimientos, es que la razón estando constituida por conceptos y significados,
y siendo las emociones reflexiones sobre los significados de los conceptos, se
confunde con los sentimientos, cuando los sentimientos son sensaciones que
podemos conceptualizar, pero que independientemente del concepto y la reflexión
que hagamos de ellos, ¡sentimos!, y si puntualizamos su análisis es porque las
emociones se confunden con los sentimientos, perdiendo la noción de la realidad
espiritual en que nos encontramos.
Estar
conscientes sabiendo lo que somos en verdad es el primer paso para una vida
sana y buena, espiritual, mental y física. ¿Cómo podemos cuidar lo que no
conocemos? ¿Cómo podemos entender el daño o el beneficio de nuestras
intenciones si no forman parte de nuestro Ser? De la misma forma que el cuerpo
necesita los nutrientes para conservar la salud y el bienestar, el alma
necesita conocer para ser eso que conoce y entiende y para sentirse libre de
decidir en conciencia lo que mejor le conviene; el espíritu necesita sentir paz
y gozo que son el bienestar y la vida espiritual a la que podemos aspirar, pero
si no entendemos la existencia del espíritu como algo real ¿cómo vamos a
valorar la paz y el gozo como algo valioso?
El
conocimiento del espíritu no sólo nos brinda el entendimiento de lo que
sentimos, también nos da la posibilidad de reconsiderar nuestra existencia en
función de la esencia, ya que al tener su origen en otra parte de nuestro ser,
que igualmente que al cuerpo material, lo podemos sentir y por lo mismo nos
puede doler o dar placer, formando parte intrínseca de nuestra existencia, con
éste conocimiento podemos comprender para que pase a ser parte de nuestro Ser,
porque mientras no lo sepamos de cierto no podemos estar conscientes ni
despiertos en nuestra realidad de su existencia, que es trascendente y por lo
mismo verdaderamente valioso e importante; para que sabiendo la existencia de
nuestro propio espíritu entendamos nuestros alcances y expectativas como seres
espirituales, ya que si lo comprendemos podemos reconocer el verdadero
significado de nuestras intenciones y su importancia en la toma de decisiones,
porque por ignorancia se puede enfermar al cuerpo, pervertir al alma y condenar
al espíritu.
Los
sentimientos intuyen las intenciones que son la esencia de los actos, pero si no
consideramos esos sentimientos al tomar decisiones, los sentidos y los
instintos gobernarán a la voluntad y serviremos a lo aparente sin considerar la
esencia de los actos, corrompiéndose la moral volviéndonos egoístas, buscando
placeres momentáneos sin responsabilidad, lo que nos lleva como consecuencia a
un estado de culpa, angustia y aflicción, que se traduce más adelante en odio y
rencor, y posteriormente en soledad y desesperación; porque los sentimientos no
son obra de la razón sino del espíritu y si nuestra esencia es mala nos vamos a
sentir mal, porque así como sufrimos al cuerpo en sus enfermedades, sufrimos al
espíritu por las malas intenciones.
¿Cuál
es el espíritu de las cosas? No hay espíritu en ellas, no hay vida en ellas.
¿Cuál es el espíritu en el hombre que tiene su razón de ser en las obras
materiales? Esta muerto no hay vida en él.
Así
podemos concluir que somos cuerpo, alma y espíritu unidos en un solo ser y esto
lo podemos entender por lo que sentimos y por lo que podemos expresar, formando
parte también de un todo, de un Ser Universal que es espiritual y que se
expresa en los contextos racional y material, que lo constituyen, somos su
expresión y podemos llegar a ser como Él es.
La Existencia
Si
estamos conscientes de nuestra existencia podemos preguntarnos. ¿Por qué
existimos?
La
existencia no es una decisión, "ser" es algo que simplemente podemos
reconocer y aceptar, porque está por encima de nuestra voluntad. Nuestra forma,
las características que nos constituyen seres humanos son obra de quien nos
creó, en esencia, en ciencia y en apariencia.
¿Somos
obra de la casualidad o somos una creación inteligente?
¿Existe
un Dios creador o es la madre naturaleza?
Preguntas
que nos hacemos frecuentemente pero que debido a teorías como la de la
evolución, dejamos de considerar y simplemente aceptamos esas suposiciones como
ciertas, cuando no lo son. La selección natural y la casualidad sin la voluntad
no pueden dar como resultado ninguna criatura, es la intención con el uso de la
razón, los factores que determinan voluntariamente a toda creación, siendo en
si la intención y la razón las cualidades de la creatividad, por lo que no
podemos ser obra de la casualidad ya que si existe voluntad de por medio no es
evolución sino creación; es decir el chango no se transformó en hombre, sino
que ambos fuimos creados independientemente, así como las computadoras no se
transformaron unas en otras, sino cada una ha tenido su razón de ser independientemente;
porque puede el concepto evolucionar y transformarse, pero las obras se
materializan independientemente porque no son iguales.
Hemos
descubierto solamente una parte de lo que somos, lo que comprueba que no somos
autores de nosotros mismos, crear es un acto inteligente y voluntario, nosotros
tenemos esa cualidad somos creativos, nuestras obras no son casualidad creamos
conceptos y los hacemos realidad, desde el lenguaje hasta las computadoras, las
obras de arte y los personajes de novela son creación no evolución, así también
nosotros fuimos creados voluntaria e inteligentemente por nuestro creador al
que llamamos Dios, y somos los únicos animales racionales que pueden crear algo
sobre la faz de la tierra, por esto sabemos que nos creó a su imagen y
semejanza; decir que somos obra de la casualidad es negar nuestra propia
voluntad, es decir que no somos creativos, es decir no hay Dios.
Pero
esto es comprensible ya que si nosotros en lo particular no conocemos a Dios,
entonces Dios no existe para nosotros en lo particular, ya que para nosotros
para nuestro yo lo que existe es lo que conocemos y entendemos, lo que no
conocemos aunque exista para nuestra alma no existe hasta que lo pudiéramos
saber de cierto, por esta razón mientras que Dios sólo sea un supuesto para
cada uno de nosotros en lo particular Dios no existe para nuestra alma en
realidad, aunque exista en verdad; pero con un poco de sentido común y
entendiendo las cualidades de nuestra creatividad, podemos entender que
solamente Dios pudo habernos creado.
No
somos autores de nosotros mismos y aun cuando tuviéramos plena conciencia
acerca de lo que somos, ésta sólo nos serviría para conocer más del poder, la
sabiduría y el amor de quien nos creó, pero para conocerlo es necesario
desechar las teorías que se han enseñado como ciertas, reconociendo que somos
creación y concepto de Dios.
La Concepción De Las Cosas
Algunos
piensan que de la expresión física (de las obras), surge toda la experiencia
racional, pero si consideramos que para que ocurra la expresión es necesario el
concepto que le dé forma, entonces es al contrario y es de la experiencia
racional de donde surge toda la expresión material; los lentes, las grabadoras,
las computadoras, las plumas, que son conceptos del hombre; como el aire, la
materia, la energía, los planetas, las galaxias y nosotros mismos, que somos
concepto de Dios; pero antes de la razón es necesaria la intención que es la
esencia misma de las cosas para concebir la forma, por lo que es en el Espíritu
donde surge toda la expresión racional, los actos constructivos bien
intencionados tienen su origen en el Espíritu del Creador, y los destructivos
malos en esencia tienen su origen en el alma que no conoce a Dios y no puede
considerar a la esencia de Dios como algo valioso e importante en su escala de
valores para su toma de decisiones, porque al no haber conciencia de lo eterno
sólo se puede considerar, lo vano, lo efímero e intrascendente, la expresión
última que no puede darle un sentido correcto a sus razones y a sus obras.
La
filosofía al tener la perspectiva de análisis basada en los preceptos
Aristotélicos procura explicar en función de las obras materiales la razón de
la existencia, por lo que se analizó al ser en función del cuerpo, pero también
al considerar los conceptos platónicos procuró explicarnos a través del alma,
por lo que se analizó en función de la razón, pero no se consideró al espíritu
en esa explicación por ignorar su existencia; para comprender el verdadero origen
de la existencia, se tiene que entender la diferencia entre lo espiritual y lo
racional, considerando que la información son datos que en el alma concebimos
en conceptos, registros que sirven para el entendimiento y para la
comunicación. Si falla el disco duro de una computadora, se pierden los datos
que se almacenaron en él, pero no dejan de existir los conceptos sino
exclusivamente una forma de almacenarlos y comunicarlos, porque en el disco no
son conceptos, sino datos, porque los conceptos están en el alma no en la
expresión material, porque en la materia ya no es concepto es obra, de la que
podemos deducir el concepto que le dio origen y entenderlo, pero es hasta que
se hace concepto en el alma cuando se le entiende, cuando cobra conciencia y
cobra vida.
Existe
una pequeña gran diferencia entre pensar y obedecer una serie de instrucciones,
pequeña diferencia desde el punto de vista de los materialistas y gran
diferencia desde los existencialistas, porque los materialistas consideran que
las computadoras tienen alma, de acuerdo con la tesis aristotélica en la que el
cuerpo y el alma son una misma sustancia; en cambio los existencialistas de
acuerdo a la tesis platónica declaran que el cuerpo como las computadoras son
instrumento del alma, pero no son el alma. Para analizar las diferencias entre
lo físico y lo conceptual podemos considerar la tesis platónica, pero para
comprenderlo es necesaria su síntesis de acuerdo a la tesis aristotélica,
porque en realidad son dos cuestiones distintas que se unen en una relación
intrínseca.
Así
como tenemos que distinguir para su análisis al cuerpo y al alma, tenemos que
distinguir lo racional de lo espiritual, no podemos usar las tesis platónica o
aristotélica porque no somos solamente cuerpo y alma, si distinguimos las
diferencias entre los conceptos y las intenciones podemos reconocer sus
diferencias, porque se puede usar una misma idea con intenciones completamente
distintas, con lo que podemos comprender que el alma y el espíritu sean
distintos.
El
cuerpo y el alma, tienen una relación intrínseca con el espíritu, su plano de
relación es subjetivo, real y verdadero pero subjetivo y esto es precisamente
lo que estamos tratando de establecer, por lo que para conocer lo espiritual
debemos de analizar por separado cada parte, sabiendo que para su comprensión
es necesaria su síntesis en un solo ser, que en este caso somos nosotros.
El
cuerpo pertenece a un universo de objetos, el alma a un universo de conceptos y
el espíritu a un universo de intenciones (el cuerpo es objetivo, el alma
conceptual y el espíritu es esencial), si el objeto surge del concepto,
entonces el cuerpo es una concepción del alma y el alma es una creación del
Espíritu de Dios, por lo que el cuerpo no es sólo la materia que lo constituye,
sino la forma que toma al inferir el alma sobre la materia y la intención
manifiesta de su creador, porque si el concepto surge de la intención, entonces
el alma es una creación de Dios.
El
hecho de no estar conscientes del espíritu como entidad, no significa que no
esté presente desde antes de la formación del cuerpo y el alma, hay muchas
cosas que no entendemos de lo que somos, aún del cuerpo que es lo que más se ha
estudiado y se conoce, existen grandes lagunas en el conocimiento humano, pero
no significa que no estén y que no sean.
El
espíritu de cada uno no es algo inexistente, no es imaginario, pero se le tiene
que concebir de manera muy diferente que al cuerpo y alma, es un ente diferente
de un contexto distinto, porque el espíritu pertenece a un contexto subjetivo,
absoluto, intencional; principio y fin de todas las cosas que puedan existir en
los contextos racional y material (conceptos y obras).
El
Espíritu es el principio, es el verbo, el motivo de todas las cosas, que da
origen a la creación de los conceptos que integran al contexto racional, que a
su vez dan origen al contexto objetivo material en donde se expresan (porque la
materia no es objetiva, sino hasta que se ordena conceptualmente), y aunque no
todas las ideas se materializan en obras, el contexto racional contiene: los
conceptos de todas las obras que existen materialmente y los que se quedan como
sólo ideas, pero es en el Espíritu en donde tienen su origen todos los
conceptos, no todas las intenciones se transforman en conceptos pero todos tiene
su origen en la intención porque es donde se encuentra la esencia de la vida...
el verbo.
Los
tres contextos están íntimamente relacionados: Lo que se ve fue creado por lo
que no se veía. La apariencia de las cosas se manifiesta por la razón y la
razón por la esencia de las mismas. El alma cobra vida en los conceptos que es
la ciencia de la vida, creados por la voluntad del Espíritu; imaginando,
conceptualizando y memorizando lo que sentimos; discerniendo, emocionando y
expresando lo que pensamos.
En
el aprendizaje es al contrario, percibimos la expresión, discernimos el
concepto e intuimos la intención, pero si no discernimos nuestro propio
espíritu; las intenciones que sentimos con los sentimientos al no poder
referenciarlos se confunden con las emociones que son conceptos, porque el
espíritu es de un contexto distinto al racional, del que sólo en algunas
contadas excepciones se ha dicho algo real y responsable porque Dios para la
Ciencia y para la Religión ha sido un misterio y por lo mismo su propio
Espíritu; la ciencia por no considerar lo evidente lo ha negado y se ha quedado
sin esperanza; la religión sin entenderlo se ha quedado sin fe.
Reflexionemos
dejando de imaginarnos lo que es el espíritu, porque así como la materia no es
obra de nuestra razón o imaginación y existe independientemente de nuestra
voluntad, de igual forma el espíritu existe, pero si no entendemos su contexto,
no podemos entender los sentimientos como algo real y verdadero, como algo
existente, ni podremos definir al amor, la verdad, al egoísmo o al pecado,
porque sólo entendiendo lo que es el espíritu y lo que representa, el contexto
en el que se define su significado, es cuándo estos términos obtienen su
verdadero significado.
Ésta
falta de conocimiento es la razón por la que los problemas mentales originados
en el espíritu, no hayan tenido solución con el uso de estimulantes ni por
medio de la sugestión, porque los filósofos que su tesis es la necedad y
sicólogos que la suya es la sugestión desconocen lo espiritual, por eso
escuchamos tantas frases sin sentido y sin explicación que lo único que
producen es miedo, porque le tenemos miedo a lo que no conocemos.
El
alma de cada uno de nosotros se conforma en la experiencia, creando y
discerniendo conceptos: memorizando, reflexionando e imaginando experiencias,
reconociendo las intenciones de los y lo que nos rodea; ésta experiencia se
expresa de diferente manera de acuerdo a los conceptos que adquirimos,
expresiones que tienen su intención espiritual, su discernimiento y su
expresión corporal, que se da con una lógica definida de la siguiente manera:
La concepción del alma.
El
alma tiene una estructura definida, una lógica estructurada desde su creación.
Conocerla es imprescindible, para su correcta utilización, ya que el alma como
el cuerpo, son los instrumentos con los que contamos para expresar lo que somos
en esencia, nuestras intenciones, ya que de otra forma solamente somos un
pedazo carne sin esperanza, que sirve a la carne como su única existencia, la
cual en verdad si es lo único que entendemos como vida es en realidad nuestra
única existencia y nuestra única vida, por lo que no hay esperanza. Conozcamos
al espíritu que late en nosotros del que somos parte y estamos formados, para
poder trascender esta forma vana que ha gobernado nuestro entendimiento y
seamos los seres espirituales y eternos que hemos sido llamados a ser, porque
si consideramos al espíritu de las cosas hechas como fundamento para nuestras
obras en vez de considerar al Espíritu del Creador, estaremos escogiendo la
muerte en lugar de la vida eterna en nuestras intenciones, recordemos que el
espíritu de las cosas está muerto no hay vida en ellas; seamos más que una obra
y despertemos a la vida que llevamos dentro, hagamos conciencia de la verdad y
la vida que Dios nos quiere dar.
Conclusiones
¿Por
qué somos? Porque Dios nos creó.
¿Por
qué somos cuerpo, alma y espíritu? Porque nos creó a su imagen y semejanza, y
por lo tanto tenemos la capacidad de crear, de concretar nuestras intenciones
en obras, porque la relación del espíritu con el alma y cuerpo tienen su
consecuencia en todas las cosas que hacemos, las sustentan, las fundamentan;
sin embargo el espíritu es una ilusión hasta que esté consciente y despierto en
el entendimiento, por lo que servimos a las obras como a un dios al no existir
en el entendimiento conciencia del espíritu que también somos, no hay
conciencia de la esencia y de la trascendencia de la vida espiritual, por lo
que no se le considera como algo valioso en la toma de decisiones.
La
relación entre el espíritu y el alma es más importante de lo que pensamos, si
somos superficiales dándole mayor importancia a las apariencias que a las
intenciones por no entender el valor trascendental que significa para nuestras
vidas, vamos a luchar por tener las cosas a expensas de nuestros sentimientos,
pero el sufrimiento espiritual traspasa las barreras del cuerpo con los límites
de su existencia, porque condena al alma, porque el espíritu no está sujeto al
tiempo y al espacio y su relación con el alma trasciende por la eternidad, por
lo que es importante considerar que si hacemos algo que en un principio nos
provoque un pequeño sufrimiento espiritual, manifestado en un poco de angustia
y aflicción, puede llegar a ser el infierno eterno que tanto se teme, a no
vivir espiritualmente y a la muerte sin esperanza; si no entendemos la trascendencia
e importancia de este sufrimiento no por eso vamos a dejar de sufrirlo, pero si
conocemos y apreciamos el conocimiento del espíritu, podemos valorar los
sentimientos y conducirnos de forma tal que no tengamos de que arrepentirnos,
viviendo como consecuencia en armonía con el espíritu de vida que al hacer
conciencia viene a formar parte de nuestra existencia y de nuestra vida,
alcanzando la paz y el gozo que hemos perdido en el transcurso de nuestras
vidas.
Cuando
conocemos al espíritu ésta parte de nuestro Ser viene a ser parte de nuestra
existencia, porque la verdad es que mientras no haya conciencia aun cuando
hayamos sido creados con él ni forma parte de nuestra vida ni forma parte de
nuestro ser, por lo que al haber sido definidos como cuerpo y alma desde una
perspectiva de análisis parcial y limitada nos da una visión que llena de
incertidumbre todo nuestro entendimiento, porque hay muchas dudas que no se
pueden explicar desde esa perspectiva, en verdad somos cuerpo y alma hasta que
podamos entendernos como seres espirituales, pero hasta que eso suceda aun
existiendo él espíritu y que forme parte integral de nosotros como creación,
aun sintiéndolo no forma parte de nuestra vida ni forma parte de nuestro ser
hasta que lo entendamos para que cobre conciencia y cobre vida, porque él alma
vive solamente para lo que conoce y entiende.
Dios
nos creó cuerpo, alma y espíritu porque Él quiso, lo importante es entender el
propósito por el que nos creó con éstas cualidades, para poder llegar a
comprender la verdadera razón por la que fuimos creados así y poder cumplir con
el propósito de nuestra existencia de acuerdo con su voluntad.
El Propósito
Somos
más que cuerpo y alma, y es necesario reconsiderar el propósito de nuestra
existencia entendiendo toda la magnitud de nuestro Ser, analizando las partes
que nos constituyen y sintetizándolas en un Ser como individuos y como parte de
la sociedad, porque somos individuos y en conjunto formamos una entidad social
y es necesario conocernos para saber el verdadero propósito de nuestra
existencia en lo particular y como sociedad, para no estar sumidos en la maldad
por la ignorancia, porque la ignorancia es la cadena que nos ata a las malas
intenciones y a la muerte espiritual, lo que nos ata a servir a nuestro cuerpo
animal y a las cosas materiales como a un dios, al egoísmo, a querer vivirlo
todo por no tener esperanza de trascender de algún modo y a la maldad por
menospreciar el derecho de los demás al codiciar lo que otros tienen, lo que
nos ha hecho sufrir como esclavos de la carne, sin voluntad ni libertad, porque
la voluntad se ejerce en el entendimiento y la verdad espiritual es la que
puede liberar al hombre de su yugo material; cuando cada uno de los seres
humanos conozca la realidad de su propio espíritu, sólo entonces podrán
entender su verdadera razón de ser y de existir como hijos del único Dios
verdadero creador del alma y el cuerpo, pero mientras ésta conciencia sea una
ilusa obra de la imaginación, la realidad espiritual y la esperanza de esa vida
a la que todos podemos aspirar, mientras esa conciencia no despierte en
nosotros, no podremos alcanzar nuestra razón de ser y de existir.
El Propósito Del Cuerpo
Los
instintos son la clara manifestación de los propósitos del cuerpo, siendo el
instinto de supervivencia el que resume a todos, ya que son mecanismos
naturales, funciones fisiológicas inconscientes, que dependiendo de las
circunstancias pueden llegar a dominar aún a la conciencia, funciones como son
respirar, digerir, también el hambre, la sed, incluso la sexualidad, todas las
actividades hormonales y los reflejos condicionados son instintos que motivan
acciones específicas; sin embargo cuando las necesidades elementales están
subsanadas, los propósitos cambian, porque ya no se busca lo primordial sino lo
superficial, es entonces cuando el placer ocupa el propósito de los sentidos,
llámese gula, borracheras, sexo sin compromiso o cualquier actividad física
cuya única finalidad es el placer.
Esto
ocurre porque no se tiene la esperanza de trascender a esta existencia, la
lógica del placer sólo tiene sentido cuando no se tiene esperanza, pero si
consideramos la existencia del espíritu, si entendemos la importancia de su
existencia para nuestra trascendencia, entonces el propósito del cuerpo cambia
en la conciencia radicalmente, porque ya no sirve para dar placer aunque pueda
disfrutarlo, sino tiene en verdad una función extremadamente importante para nuestra
existencia, porque es en si la semilla en la cual se ha de engendrar al
verdadero Ser que llevamos dentro, un verdadero hijo de Dios.
También
al comprender la importancia de esta existencia aunque vana y efímera se
convierte en un instrumento valioso para la vida ya que todos estamos llamados
a ser hijos de Dios, por lo que estando consientes de la vida espiritual y
entendiendo nuestra verdadera trascendencia, compartir la verdad y el amor
tiene que ser lo que motive nuestras acciones en el cuerpo que ahora como
instrumento debemos utilizar.
El Propósito Del Alma
El
alma por su parte, se forma de la experiencia, se nutre de la cultura, por lo
que sus propósitos dependen de lo que conoce y aplica, lo que se traduce en
deseos; si todos conocemos lo mismo tendremos los mismos deseos, los mismos
propósitos limitados por las diferentes circunstancias, así que si el alma
reconoce exclusivamente al cuerpo, sus deseos tendrán como propósito satisfacer
sus necesidades elementales y si estas están subsanadas, satisfacer al placer
que con el cuerpo pudiera tener; pero si se considera que el alma sea un bien
mayor que el cuerpo, satisfacer sus necesidades de aceptación y reconocimiento
será el propósito de la misma, teniendo en el poder y la alabanza su recompensa,
siendo el cuerpo tan solo un instrumento para conseguir la belleza (sea física
o racional), la riqueza (material o cultural), el poder (de conocer o
manipular), y la fama (en la alabanza), que ya sean aislados o en conjunto,
serían los propósitos para alcanzar la supuesta realización.
El
Ego es el Yo del alma, por lo que los deseos son egoístas cuando se considera
solamente a sí mismo para su realización, por lo que aún el altruismo se
sostiene del egoísmo y la vanidad, ya que es la fama del poder y la riqueza,
dando de lo que les sobra, lo que es deducible de impuestos, pero nunca lo que
les pudiera llegar a faltar, a menos que se hiciera por amor, lo cual ya no
sería deseo sino intención, pero mientras que el espíritu sea un supuesto y no
exista conciencia plena de su existencia y de su importancia para nuestro ser,
mientras que el amor se considere como obra del pensamiento en verdad no habrá
una genuina intención espiritual en el acto que se realice y sólo podrá ser
considerado como deseo.
"Vanidad
de vanidades, todo vanidad y aflicción de espíritu", así comienza el libro
de "Eclesiastés" escrito en la Biblia, libro que retrata al hombre
cuando sólo considera que es cuerpo y alma, sin considerar a su espíritu, por
lo que si no conoce a Dios todo lo que conoce es vano y al ser lo único que
conoce como cierto, ignora lo que siente del espíritu al decidir su quehacer,
estando como consecuencia condenados a vivir separados de Dios, porque los
deseos de la carne buscan el placer y la alabanza y esto es comprensible porque
los propósitos del alma dependen del conocimiento, que es la plataforma de la
escala de valores y si se ignora el significado e importancia del espíritu por
desconocer a Dios, esta escala de valores estará mal fundamentada y encaminada.
Por
lo que es extremadamente valioso este conocimiento, porque si hay conciencia
del espíritu, el alma puede establecer su escala de valores considerando a lo
trascendente como lo único verdaderamente importante para su entendimiento y
para comunicarlo a los demás, comprendiendo que el alma al hacer conciencia de
su espíritu, este pasa a ser parte integral de su vida y de su ser, por lo que
al comprender su trascendencia e importancia debe compartir este conocimiento y
esta vida que es lo que motiva toda la razón de nuestro existir.
E1 Propósito Del Espíritu
El
propósito del espíritu es al igual que el cuerpo vivir, pero la vida espiritual
no se sustenta como lo hace el cuerpo ni el alma, porque la paz, el gozo y el
amor, que son la vida espiritual, se nutren de bien, de la verdad y de la
esperanza, obra del ejercicio de la vida espiritual, de la que se obtendría
como fruto más amor, paz y gozo; lo que limita esta vida es la falta de
conocimiento, porque no se puede ejercer la voluntad sobre lo que no se conoce,
y ante la fuerza de los sentidos y los instintos que nos dan a conocer la
apariencia de las cosas, se ignora la intención que es la esencia de las
mismas, dejándonos llevar sin medir las consecuencias que espiritualmente se
pudieran obtener, además por desconocer a Dios ignoramos que el espíritu es en
sí un engendro del mismo Dios, engendro que al cobrar conciencia cobraría vida
en el alma, una vida trascendente y eterna que al término de la vida del cuerpo
material que es vano y efímero nos llevaría al siguiente paso de nuestra
existencia; sin embargo si el alma no cobra conciencia de la realidad de la
vida espiritual, esa trascendencia sería una ilusión porque el alma no vive más
que para lo que conoce y entiende, lo que no conoce aunque exista, para el alma
no existe.
Porque
todos los que desconocen al espíritu tarde o temprano sufren por considerar que
los valores materiales o intelectuales son el propósito y fin de sus vidas;
pero el propósito y el fin para el que fuimos creados no es nada complicado e
indescifrable, ya que no son las cosas ni los logros, ni tampoco los placeres,
los que dan origen a todas éstas actividades, sino que lo que las fundamenta es
cumplir con la verdadera razón de nuestro ser y existir, que es que seamos
hijos de Dios, viviendo al espíritu y sintiendo esa vida conscientemente, pero
como no conocemos a nuestro propio espíritu, no cumplimos con nuestra razón de
ser y existir por lo que somos infelices y es por esto que buscamos la felicidad,
felicidad que debería acompañar todas nuestras actividades y que por desconocer
nuestra razón de existir buscamos en las cosas pensando que en ellas la podemos
encontrar, pero no se encuentra ahí porque lo único que puede lograr en
nuestras conciencias la verdadera paz es vivir como hijos de Dios en nuestro
propio espíritu, porque si somos hijos de Dios tenemos esperanza de trascender
a esta vida, cumplimos con la razón de nuestra existencia, somos felices y
podemos utilizar las cosas para recrearnos en ellas.
Hemos
considerado que la felicidad es el propósito y destino del hombre porque somos
infelices, como no hemos conocido nuestra verdadera razón de ser y existir,
hemos perdido el rumbo en medio de un sin número de valores superfluos, porque
en verdad la condición natural del hombre es la paz y el goce de la vida, pero
cuando se pervierte al alma por servir al cuerpo como a un dios por ser lo
único que conoce, se pierde la vida espiritual a la que hemos sido llamados
para ser hijos de Dios, misma que solamente entendiendo el significado y la
realidad de nuestro espíritu manifiesto en las intenciones, podemos considerar
para conservar la vida espiritual.
El Conocimiento
Para
poder lograr un entendimiento correcto acerca del para qué de nuestras vidas,
es fundamental analizar los tres tipos y niveles de conocimiento que existen,
ya que es en el conocimiento donde se debe develar el misterio del Universo
Espiritual, y las respuestas de todos los demás misterios que en este sentido
se nos puedan presentar, porque si es del Espíritu de donde surgen todos los
conceptos que a su vez dan origen a todas las obras, entonces conocer al
Espíritu es saber la esencia de la vida, reconociendo el propósito de quien nos
creó. La búsqueda de ese conocimiento en sí, es la causa más elevada que el
hombre puede tener para consigo mismo, ya que al conocer al espíritu se
encuentra la verdad, la libertad, la esperanza, la certidumbre, la seguridad,
que son el fundamento de la felicidad perdurable y verdadera.
El
conocimiento es de tres tipos: físico, racional y espiritual, desarrollándose
en tres niveles: empírico o del sentido común, sistemático o de la razón, y
esencial o del espíritu. El empírico se adquiere de las evidencias que las
sensaciones proporcionan, distinguiendo las características, que física,
racional o espiritualmente podemos conocer, recreando los conceptos de los
diferentes eventos del alma, que constituyen el primer nivel de conocimiento;
el sistemático se realiza en la comprobación de los conocimientos empíricos, lo
que sucede al repetirse un evento, ya que se reflexiona sobre el mismo desde la
imagen que en la memoria se tiene, lo que lo sistematiza; y el esencial se
forma al intuir las motivaciones de cada una de las cosas que vamos conociendo,
cuando reconocemos las intenciones con que se hicieron las cosas.
El
conocimiento físico: es empírico, al conocer los datos proporcionados por los
sentidos, conceptuando lo material, distinguiendo los objetos y la apariencia
de los mismos. Es sistemático, al razonar sobre las leyes que rigen a la
materia, y las relaciones que existen entre sus diferentes eventos, y es
esencial cuando se conoce el propósito y motivo que dio origen a las cosas que
en el contexto material se encierra.
El
conocimiento conceptual: es empírico cuando conceptuamos lo que sentimos y
comienzan las emociones por los conceptos que se desprenden del universo
racional, ya que dependiendo de la sensación valoramos al concepto reaccionando
ante el evento; es racional cuando se reflexiona sobre las ideas, como en el
caso del lenguaje (que es subjetivo), que reglamenta el uso de la razón y su
estructura; y es esencial en el momento en que se descubre el propósito, motivo
e intención de la razón en sí misma.
El
conocimiento espiritual: es empírico al intuir con los sentimientos
distinguiendo las intenciones, sintiendo el bien o el mal, por el amor o el
odio de quienes nos rodean, es racional, cuando distinguimos el bien y el mal
de nuestro derredor y de nosotros mismos, juzgando los actos en sus intenciones
para con nosotros y de nosotros para con los demás, pero es espiritual cuando
se descubre la razón fundamental de la intención en sí, ya que no es un acto el
que se juzga, sino todos y cada uno de los eventos que pudieran suceder sujetos
a la esencia misma de la vida, es cuando descubrimos el propósito de todas las
cosas, es el conocimiento que también descubre el para qué del cuerpo y alma,
que es conocer a Dios y el propósito de nuestro propio espíritu que es que
seamos como Él es, que seamos verdaderamente sus hijos.
Conocimiento:
Físico |
Racional |
Espiritual |
Empírico |
Sentido Común |
Sentimental |
Sistemático |
Científico |
Filosófico |
Del efecto |
Causal |
Esencial |
Conclusiones
Fuimos
creados para llegar a ser hijos de Dios, pero sin conocer a Dios ¿podremos ser
sus hijos?
En
la medida en que se conoce se reflexiona sobre el propósito de las cosas, pero
si se desconoce lo que es espiritual por desconocer a nuestro propio espíritu y
a Dios, no se puede reflexionar sobre el propósito desde su esencia,
reflexionar sobre las apariencias no es lo mismo que reflexionar sobre las
razones o las intenciones, y es indiscutible que por la falta del conocimiento
espiritual lo esencial se haya confundido restándole importancia, pero si
consideramos las evidencias y reflexionamos desde el sentido común, tomando en
cuenta los principios espirituales que aquí se puntualizan, podemos deducir
correctamente el propósito del ser humano, que en principio sería conocer a
Dios que lo creó, para poder llegar a cumplir con el verdadero propósito de la
creación y ser hijos de Dios; conociendo al Espíritu que es la esencia de todas
las cosas, la fuente de la vida y de la verdad, ya que al conocerlo podemos deducir
que fuimos creados por amor y con verdad, obra de la voluntad de Dios que es lo
único verdaderamente bueno para nuestras vidas, pero hemos sido pervertidos por
ignorar que somos seres espirituales, por lo que servimos a la carne como a un
dios lo que resulta en la maldad del egoísmo que el mundo encierra.
El
conocimiento de Dios con el uso de las sensaciones y el sentido común se deduce
correctamente, pero el castigo por desobedecer a nuestra propia conciencia
espiritual ha sido no poder resolver éste misterio… que es conocer a Dios.
Porque si conocemos a Dios su esencia se engendra en nosotros como algo real y
verdadero, recibiendo la bendición de ser hijos de Dios, fundamentando la vida
eterna y logrando la seguridad que la certeza nos brinda, la paz y gozo en el
espíritu que son la verdadera y perdurable felicidad, porque Dios nos creó para
alegría, dándonos de su Espíritu para el gozo a cada uno de los hombres en los
que habita como hijos; porque el amor de Dios (que es Dios mismo), habita en el
corazón del hombre por el conocimiento, para ser instrumentos de justicia, para
gozarnos en el ejercicio de las buenas obras que no son ni aburridas ni
penosas, porque la justicia del espíritu da como resultado la felicidad y es
mayor que cualquier tribulación que se pudiera presentar, porque el cuerpo es
instrumento del alma y el alma del espíritu, pero si no conocemos nuestro
propósito venimos a ser esclavos de nuestros cuerpos materiales a los cuales
servimos por no tener esperanza, lo que nos lleva a cometer toda clase de actos
que nos condenan a sufrir por no considerar importante lo que sentimos del
espíritu, a cometer verdaderos pecados que nos convierten en nuestro propio
demonio, origen de nuestro mal.
Servir
a nuestro cuerpo es servir a nuestros deseos desordenados por no tener
conciencia del espíritu y la esperanza de la vida espiritual, teniendo como
consecuencia la culpa que por la ignorancia se desprende, ya que los instintos
no pueden ser controlados sin el fundamento del conocimiento espiritual, porque
el poder de vencer a nuestro propio mal se adquiere al conocer la verdad y el
Espíritu de Dios, teniendo como instrumento de justicia al poderoso amor
manifiesto en la creación.
Pero
si se desconoce el significado de Dios y de su amor ¿se podrá utilizar? De
ninguna manera, porque sólo cuando se conoce al Espíritu del amor y la verdad,
podemos racionalmente hacer culto a nuestro creador ya que su propio Espíritu
viene a engendrarse en nosotros, con lo que pasamos a ser de hechura de Dios a
hijos de Dios, no adoptados, no bastardos, sino legítimamente suyos; porque nos
creó para que así como Dios es en los cielos (en lo espiritual), seamos
nosotros en la tierra para después ser recibidos en gloria vivos para Dios
porque nuestros nombres estarán inscritos en el libro de la vida.
Si
llegamos a comprender sin dogma, sin costumbre, sin tradición, sin ignorancia,
éste maravilloso propósito, por el conocimiento de la verdad y el amor, la
justicia y la fe serán nuestro tributo, entonces sí habremos cumplido con
nuestras expectativas como seres humanos.
Para
fundamentar lo que acabamos de explicar es importante hacer un análisis a
conciencia desde la perspectiva de cada uno de los contextos en que estamos
inmersos, ya sea desde la perspectiva material, como conceptual y espiritual,
este análisis nos servirá de apoyo para poder contextualizar correctamente lo
que estamos explicando, dando soporte a todo lo que hemos considerado,
estableciendo un fundamento lógico que las sustente, porque se ha omitido al
espíritu como si no existiera explicando de forma confusa y limitada nuestra
conducta y nuestra razón, cayendo en la falacia en muchos de nuestros
argumentos al no tener en cuenta las razones del contexto espiritual. Hagamos
este ejercicio que sin lugar a dudas fundamentará el entendimiento de lo que
aquí estamos explicando.
Características
¿Cuáles
son las características Físicas, Mentales y Espirituales que se distinguen?
Distinguir
las características de los contextos que nos conforman, es determinante para la
comprensión de nuestro ser; con el conocimiento del espíritu podemos visualizar
de manera correcta su importancia y trascendencia, revalorizando al cuerpo y
alma en su justa medida, analizando lo que somos de acuerdo a lo que sentimos y
expresamos, en cada parte de nuestro ser.
El cuerpo físico:
§ Es
la Apariencia de lo que somos, la forma moldeada que se expresa en el
contexto material, determinada por las razones con las que Dios nos creó.
§ Es Relativo
a un tiempo y espacio determinados, porque su propósito no es trascender, sino
ser instrumento del ser para expresarse, comunicarse y aprender; ni el cuerpo
ni sus obras trascienden, su propósito es expresar no trascender, pero toda la
materia en si es una expresión útil para el Creador, un instrumento para
expresar otro nivel de conciencia, y aunque sigue existiendo después que el
cuerpo deja de ser, el universo material y todo su contexto tuvo un principio y
tiene un fin.
§ Por
lo que el cuerpo es Vano, dejando de estar constituido como tal al
morir.
§ Es Corruptible,
susceptible de sufrir cambios, alterando el estado ideal, que de acuerdo a su
información genética podría tener, ya que el ser humano se corrompe físicamente
en consecuencia del principio que dicta a la delicada figura humana y a todo lo
material en su efímera existencia.
§ Al
cuerpo se le concibe de forma Objetiva, es un objeto constituido como
tal y comprendido racionalmente de esta manera, porque lo aparente es objetivo
en el contexto material.
§ Y es
Mortal, la vida del cuerpo material y su expresión es finita (como ya
mencionamos), no está hecho con el propósito de trascender; aunque las obras
trasciendan la muerte del cuerpo, mostrándonos los conceptos que les dieron
origen y la obra de las manos que les dieron forma, no dejan de ser finitas
materialmente.
De
los cinco sentidos es de los que hacemos conciencia primeramente, es por esta
razón que la apariencia de las cosas viene a ser lo más importante en nuestra
escala de valores, porque se conoce de lo aparente a lo esencial, pero
si reconocemos el propósito del cuerpo y su relativa importancia, podemos
reconsiderar nuestros valores y principios. También es importante mencionar que
la materia que nos constituye, no es buena ni mala es tan solo el medio de
expresión.
El alma:
§ Es
la Ciencia de las cosas, donde se define y se entiende por medio de la
razón todo lo que somos y nuestro que hacer.
§ Racional, ya
que la razón es la que concibe y conceptualiza todo lo que siente,
reflexionando sobre sí, creando y recreando al universo racional; el alma
también es instrumento, pero del espíritu, para expresar sus intenciones.
§ Es Vana
y Trascendente, Vana en lo que está ligada al cuerpo, como el placer o el
dolor que como el cuerpo son efímeros e intrascendentes, y Trascendente en lo
que está ligada al Espíritu de Dios, en el amor y la verdad, si es que existe
conciencia del Espíritu ya que el alma vive para lo que conoce y entiende, lo
que no conoce aunque exista para el alma
no existe.
§ Corruptible en
sus ideales y objetivos e Incorruptible en los principios que la
conforman; porque los objetivos son relativos, pero los principios son
absolutos (todos tenemos la misma estructura de pensamiento, la misma lógica y
sentimos lo mismo), esos principios que son nuestros principios pues fuimos
concebidos con ellos son y seguirán siendo los mismos aun cuando por los
ideales los ignoremos y no los consideremos en nuestra toma de decisiones, por
lo que la condena por desobedecer a nuestra propia conciencia sigue y seguirá
siendo la muerte de nuestro espíritu.
§ Es Conceptual,
ya que el universo material está formado por conceptos objetivos o subjetivos,
por medio de los cuales se conceptualiza lo material desde los sentidos; por
medio de los sentimientos conceptualizamos lo espiritual y en un acto reflexivo
lo conceptual, porque el alma está en contacto con el cuerpo, con el espíritu y
consigo misma.
§ Es Mortal
y Eterna porque junto con el cuerpo muere parte del alma y otra parte es
Eterna, si es que hay conciencia del Espíritu porque donde hay conciencia hay
vida entendiendo que el espíritu no es el alma porque el alma si no conoce lo
trascendente no puede trascender.
Él
alma es más que la memoria y la imaginación, es lo que nos hace ser individuos,
sin embargo la razón de su existencia radica en el hecho de poder hacer
conciencia de la verdad y la vida, de poder hacer conciencia de Dios; no nos
imaginamos la magnificencia del Alma del Creador en su contexto, la cantidad de
conceptos, de causas y efectos que están en continua ejecución haciendo
exactamente lo que deben hacer ya que se rigen de acuerdo a los principios con
los que fueron concebidos, pero aunque no conozcamos todo lo que hace, no deja
de hacerlo; ni todo lo que es, deja de serlo, y es que hay partes de nosotros
en lo particular que no están en el consiente o en el subconsciente, que nunca
aparecerán en los sueños y que aun cuando podemos comprenderlas, nunca
estaremos conscientes de ellas, porque lo que vino a aprender el alma no es como
fue concebida, lo que viene a conocer el alma es al que la concibió.
El espíritu:
§ Es
la Esencia de lo que somos, la intención, la motivación que origina toda
obra, constituido con leyes inamovibles, que determinan la libertad o el yugo en
el alma, porque así como las leyes físicas rigen en el universo material,
existen leyes espirituales que determinan el estado espiritual en que nos
encontramos.
§ Es Absoluto,
el bien y el mal son esencia, intención, el bien surge del amor, el mal del odio,
el instrumento del amor es la verdad, del odio la mentira.
§ Es Trascendente,
porque no está sujeto al tiempo y al espacio del universo material, por lo que
la esencia de nuestros actos trasciende en espíritu para siempre.
§ Es Incorruptible,
es o no es, vive o muere, ama u odia, pero no se desfigura, porque no es
relativo.
§ Es Subjetivo,
no se puede hacer un objeto de él, pero es real.
§ Es Eterno,
al no estar sujeto al tiempo y espacio, trasciende sus fronteras y se extiende
infinitamente, si comprendemos los alcances del espíritu, podemos reconocer que
Dios es Espíritu, que Dios es amor, que es verdad, que es absoluto, que es
eterno; palabras todas escritas desde miles de años atrás por gentes que lo
entendieron y que hoy y para siempre seguirán vigentes.
Del
espíritu es de lo último que podemos hacer conciencia en el alma, ya que se
conoce de lo aparente a lo esencial, pero es del espíritu de donde surgen
todas la obras, obras buenas si es que hay conciencia del valor e
importancia de la vida espiritual o malas si lo que consideramos como valioso e
importante es al espíritu que habita en las cosas hechas, que como ya
mencionamos no hay vida en ellas, pero si queremos encontrar nuestra
justificación en las cosas, estarnos condenando a nuestro espíritu; El espíritu
existe independientemente de la razón, así como nosotros podemos existir
independientemente del universo material, pero tenemos que entender, lo que
solamente habíamos podido imaginar, porque lo espiritual aunque lo intuimos, no
lo habíamos podido definir en su contexto, pero con ésta definición podemos
explicar para entender que somos en espíritu engendros del Espíritu de Dios,
engendros latentes hasta que el alma que es lo que nos hace ser individuos
adquiera conciencia y despierte a la vida, a la que estamos llamados a ser
hijos de Dios.
Conclusiones
Considerar
la existencia del espíritu como una parte integrante del Ser, cambia nuestras
expectativas radicalmente, ya que al comprender la existencia de lo eterno,
recuperamos la esperanza que se había perdido, porque si solamente entendemos
que somos cuerpo y alma, nuestra esperanza de trascender de algún modo es
simplemente absurda e inexistente, porque no hay esperanza en la carne sabiendo
lo efímera e intrascendente que es la vida material; sin embargo al existir un
contexto trascendente y eterno, el cual podemos conocer para que sea parte de
nuestro entendimiento, y al existir pueda unirse al alma y formar parte de
nuestro Ser, nos da la esperanza que buscamos, porque con este conocimiento
podemos hacer conciencia de nuestra vida espiritual, fundamentando nuestra
esperanza, lo que tiene sentido al saber que el espíritu al cobrar conciencia
cobra vida, una vida absoluta y trascendente.
Por
lo que podemos resumir las características del "Ser Humano" de la
siguiente manera:
Nos
hemos acostumbrados a comprobar la existencia de las cosas a través de su
apariencia física, pero si aceptamos la realidad de los sentimientos, entendiendo
que su origen no es la razón sino el espíritu, podremos darnos cuenta de la
existencia del espíritu y de sus características, como también podemos apreciar
la real existencia de nuestras ideas en el universo racional.
El Universos y sus Contextos:
Con
la comprensión de lo que verdaderamente somos, entendiendo la existencia del
espíritu como contexto y como parte integral de nuestro Ser, es cuando
realmente conocemos lo que somos y lo que podemos llegar a ser, pero para poder
llegar a ser conscientes de esta verdad es necesario despejar nuestra mente de
todo aquello que explicó equivocadamente lo que somos y lo que sentimos, para
que al reflexionar sobre los actos cometidos, dejemos de hacer todo aquello que
nos condena y nos humilla delante de nosotros mismos y delante de Dios
arrepintiéndonos, porque sin santidad nadie conocerá a Dios.
Condiciones y
Condicionantes
¿Cómo
estamos condicionados? Y ¿Cómo condicionamos universalmente?
"Condiciones y Condicionantes del Universo
Material"
El
"Universo Material" Está regido por principios que dictan la base de
su funcionamiento como tal, principios que nosotros al irlos descubriendo,
hemos tipificado en leyes y reglas a lo largo de la historia y así como el
universo material nos determina y condiciona, nosotros lo condicionamos con el
uso de la razón y el ejercicio de la voluntad, tanto a nuestro cuerpo físico,
como a lo que nos rodea, de la siguiente manera: divididas en:
Condiciones:
Ø "Físicas
Ambientales", son nuestro contexto geográfico, climatológico y ecológico,
circunstancias dadas de acuerdo al tiempo y al espacio en el que nos desarrollamos.
Ø "Físicas
Corporales", son las características físicas de cada uno de nosotros,
desde la complexión, la estatura, el color y el sexo, hasta la sensibilidad
hacia ciertos alimentos y bebidas.
Ø "Instintos",
son una herencia genética que nos condiciona para que reaccionemos ante
diferentes circunstancias, como el instinto sexual y el de supervivencia.
Condicionantes:
Ø "Dominio
Ambiental", transformando nuestro entorno y adecuándolo a nuestras
necesidades; cultivando, criando, fabricando, edificando y ordenando al medio
ambiente en el que nos desarrollamos.
Ø "Dominio
Corporal", ejerciendo control sobre nuestros miembros y seleccionando de
acuerdo a las circunstancias la forma del desarrollo corporal.
Ø "Dominio
Propio", inhibiendo los instintos, sometiéndonos a un código moral y
ético.
Este
dominio voluntario de nuestro aspecto físico aunque limitado, con el uso de la
razón y el conocimiento se ha ido ampliando, dándonos la libertad de escoger la
forma en la que queremos vivir, pero son las circunstancias las que condicionan
si esa libertad es mayor o menor, porque podemos observar que algunos seres
humanos están sojuzgados por el medio ambiente en el que se desenvuelven,
sumidos en la pobreza o víctimas del genocidio, otros presos de diversas
enfermedades que les impiden sentirse libres y también hay quienes son esclavos
de sus instintos, por lo que no pueden ejercer su voluntad sobre el medio
ambiente que los rodea.
"Condiciones y Condicionantes del Universo
Racional"
El
"Universo Racional" está regido por normas culturales o reglas
morales; leyes civiles o militares, que históricamente el hombre ha impuesto
como parte de la "Cultura", que nos condiciona dependiendo de las
circunstancias en que cada uno se desarrolla y nosotros también podemos
condicionar a nuestra cultura de la siguiente forma:
Condiciones:
Ø "Cultura
Social", que son todos los objetos con los cuales nos relacionamos, que de
alguna manera influyen en nuestra conducta, desde las cosas con las que
convivimos, hasta la arquitectura urbana.
Ø "Cultura
Personal", que son todas las ideas, tradiciones y costumbres que
aprendemos de la sociedad, familiares, alimenticias, religiosas; ya sea en el
seno de la familia o por medio de instituciones académicas, religiosas, o
culturales, incluyendo lo que aprendemos desde los medios de comunicación, ya
que éstos elementos determinan la forma en que nos relacionamos con la sociedad
en lo particular.
Ø "Carácter",
que son los temperamentos con que reaccionamos ante ciertas circunstancias
involuntariamente, son la intensidad en que se manifiestan las emociones.
Condicionantes:
Ø "Creatividad",
con la cual hemos creado los objetos de nuestra Cultura Ambiental, siendo
nosotros artífices de la misma y razón de cambio también.
Ø "Comunicación",
en la sociedad nosotros tenemos el poder de influir en las personas
comunicándonos, ideas, conceptos y sentimientos, transformando a los individuos
y siendo transformados de la misma forma.
Ø "Dominio
Propio", inhibiendo el Carácter, sometiéndonos a un código moral y ético,
que controle las emociones.
Universo Racional
Condiciones Condicionantes |
Cultura Social Creatividad |
Cultura personal Comunicación |
Carácter Dominio
Propio |
El
Alma, que nos constituye en individuos, forma parte del Universo Racional,
donde se expresan las ideas a través de sus conceptos, pero las obras
materiales producto de la creación y los conceptos de las que fueron origen,
están en constante transformación, porque las obras que son expresiones no
pueden ser creadas con el propósito de trascender, sino como un medio de
comunicar la voluntad y la inteligencia, porque el medio de expresión que es el
cuerpo material es relativo, no es eterno, es una creación que tiene un
propósito importante pero finito y limitado; por lo que cifrar nuestras
esperanzas en sus obras o en los conceptos ligados a estas expresiones, es
poner nuestro esfuerzo en lo que no permanece, en la vanidad de la vida, cuando
lo que trasciende son las motivaciones, los principios de vida por los que
fuimos creados y que nos brindan la posibilidad de crear nuestros propios
conceptos y hacer nuestras obras para expresar y dar a entender esas
motivaciones; las obras materiales no están hechas para trascender pero las
motivaciones son eternas, por lo que los principios son lo que debemos conocer
para no equivocarnos en nuestras decisiones y no tener que arrepentirnos de lo
que hacemos; La materia y la energía no son motivaciones, en el alma está la
forma de llevar a cabo las obras, pero es el espíritu el que motiva la
ejecución de toda obra, en donde se deben descubrir los principios que rigen la
creación y que al conocer podemos considerar como lo verdaderamente valioso e
importante.
"Condiciones y Condicionantes del Universo
Espiritual"
Nosotros
también somos espíritu, el Espíritu es la esencia con la que fuimos creados y
es lo que nos capacita para crear, pero si lo ignoramos nos podemos destruir;
las obras son la apariencia de lo que hacemos, cuales son las obras tal es la
esencia de las mismas, cuales son las obras tal el espíritu con el que se
hicieron, pero las obras son muertas y el espíritu de las obras es muerto,
porque nosotros somos lo que damos vida a las obras, porque las obras no tiene
espíritu, sólo son por sí mismas expresiones, por lo que no debemos justificar
nuestra existencia en función de las obras porque no hay vida en ellas, la vida
habita en la conciencia del espíritu de vida, que en nuestro Ser habita por el
conocimiento de Dios, por lo que nosotros mismos sin conciencia del espíritu
somos simples expresiones en donde no hay vida, y solamente podemos expresar la
muerte latente que sin la vida espiritual habita sin esperanza en el cuerpo
material; la materia no se transforma en obras por su voluntad porque la
materia no tiene vida, sino por medio del espíritu con el uso de la razón, pero
si la razón no conoce al espíritu de vida, servirá al espíritu de las obras que
es muerto porque no hay vida en ellas.
La
eternidad del alma está en sus intenciones si es que vive el Espíritu del
Creador en esa alma y que se refleja en los principios que sujetos al espíritu
motivan sus actos, si son justos, por amor y con verdad, tendremos paz, gozo y
más amor, trascendiendo el tiempo y el espacio en que se hicieron, porque no
somos la expresión que es muerta al momento de ser finiquitada, sino el
espíritu que dio origen, propósito y destino a esa obra; pero si nuestras
motivaciones son las obras por sí mismas, tendremos como resultado injusticia,
odio y mentira, tendremos angustia y aflicción, acumulándose en nuestras
conciencias como la evidente muerte de nuestro propio espíritu para el alma.
La
esencia que fundamenta a los universos racional y material, es la que determina
la forma en sus intenciones y por lo tanto las obras son sus consecuencias;
pero estas motivaciones que son espíritu, tienen condiciones que sostienen la
salud y la vida espiritual de cada uno de nosotros, a través de la historia se
ha procurado dar a conocer la forma en que estamos condicionados. ¿Quién no
conoce los diez mandamientos? Junto con estos hay una recopilación enorme de
leyes, que su propósito es establecer las condiciones para una vida espiritual
sana y plena, pero ya que el contexto que tratamos de tipificar es intencional,
su interpretación en la ley es imperfecta, porque la ley sólo puede condicionar
las obras pero las motivaciones no, y por esto toda la ley se resume en
"Amarás a Dios, con todas tus fuerzas, con toda tú alma, y con todo tú
corazón" y "Amarás a tú prójimo como a ti mismo y lo amarás a costa
de tu propia vida", porque estas son las motivaciones para poder cumplir
con la justicia de la ley, por lo que dependiendo de estas motivaciones podemos
identificar las consecuencias e interpretarlas y también podemos entender cómo
es que nosotros influimos en el estado espiritual en que nos encontramos, esto
por medio de condiciones y condicionantes que se dividen de la siguiente forma:
Condiciones:
Ø "Espirituales
impersonales", que son la esencia de las cosas y las personas que nos
rodean, las motivaciones con que están hechas las cosas y la intención para las
que fueron creadas, o bien las intenciones de las personas en sus relaciones
con nosotros; que influyen en nosotros sentimentalmente.
Ø "Espirituales
Personales", dictadas por nuestra conciencia espiritual, la cual nos dicta
cuales son los actos que nos van a ocasionar un daño espiritual y cuáles no.
Esta conciencia nos sirve para reconocer qué sentimos y las consecuencias
espirituales de nuestros actos.
Ø "Intuición
Espiritual", como el carácter o los instintos, se tiene una sensibilidad
mayor o menor en cada uno de nosotros, por medio de esta nosotros podemos
identificar de donde proviene la motivación y con qué fin se ha originado, si
es buena o mala (Percibir es el hacer conciencia de lo que sentimos por medio
de los sentidos, Intuir es el hacer conciencia de lo que sentimos con nuestros
sentimientos, discernir es el hacer conciencia de los significados).
Condicionantes:
Ø "Libre
Albedrío", escogiendo el ambiente, las personas, las cosas con las que nos
relacionamos, decidiendo sobre los valores materiales o espirituales; si los sentidos
o los sentimientos, son más valiosos; si lo eterno o lo vano es más importante.
Ø "Voluntad",
por medio de la que servimos a las intenciones con las que actuamos, decidiendo
la forma por la cual nos hemos de conducir; aunque el uso de la voluntad no radica
en decir hoy soy feliz o triste, comparándolo con el cuerpo físico, podemos
tomar las precauciones para que no nos volvamos a dar un golpe, pero no podemos
quitarnos el golpe que ya recibimos y tampoco podemos resucitar si es que
fallecemos. Así también en el espíritu podemos evitar hacer algo que nos
lastime arrepintiéndonos de lo que nos provoca una carga de conciencia, pero si
no nos arrepentimos es como si nunca se nos quitara el golpe y nos doliera
eternamente, porque la vida y muerte espiritual se manifiesta en los
sentimientos con los que vivimos, sentimientos que trascienden después que el
cuerpo muere, porque el espíritu es eterno y junto con él también puede
trascender el alma si es que conoce a Dios. Es necesario aclarar que la
voluntad recrea o destruye las condiciones espirituales que tenemos, si amamos,
como consecuencia tendremos más amor, pero si odiamos tendremos más odio.
Ø "Conocimiento",
si conocemos la verdad, la verdad nos hará libres, Dios es espíritu y es
verdad; la libertad espiritual se concibe en el conocimiento de Dios y del
espíritu que Dios nos dio, si conocemos el amor, la paz y el gozo, podemos
servir conscientemente a las intenciones que nos van a producir este estado
espiritual, pero si no lo conocemos entonces somos esclavos, primero del temor
que sentimos a lo desconocido y después a una serie de intenciones
fundamentadas en las obras, de las cuales no tenemos una conciencia clara
acerca de sus motivaciones e inclusive sacrificando nuestra paz y gozo por
conseguir esos propósitos. La intuición es una condición, pero el conocimiento
es la forma por la cual nosotros podemos servir voluntariamente al amor, a la
verdad y a la vida espiritual para la que fuimos creados.
Espíritu
Condiciones |
|
Condicionantes |
Espirituales impersonales |
(esencia que nos rodea) |
Libre albedrio |
Espirituales personales |
(deseo) |
Voluntad |
Intuición espiritual |
(conciencia espiritual) |
Conocimiento |
Así
como el cuerpo necesita dos terceras partes de agua para subsistir, el alma
necesita mucha más verdad que imaginación para trascender; la sed se aplaca
bebiendo, la sed del alma se aplaca conociendo, pero la imaginación es como un
espejismo que al irse acercando se desvanece y la sed de verdad se profundiza
hasta llegar a la locura; la necesidad de entendimiento no se suple con ilusión
y fantasías, es necesario el verdadero discernimiento, la lógica perfecta, la
razón en su máxima expresión, un esfuerzo digno de nuestras verdaderas
posibilidades, porque en verdad podemos conocer al Espíritu de Dios y entender
al verdadero Ser que llevamos dentro, ansioso por manifestar su naturaleza
divina; es trágico el fin del cuerpo, pero el alma no tiene que tener el mismo
fin, procuremos sin descanso edificar por medio de la verdad en nuestro entendimiento,
la vida eterna a la que podemos aspirar, recordando siempre, que si podemos
alcanzar ese destino, es porque Dios así lo quiere, para su gloria, no como
siervos suyos que en nada lo aprovechan, sino como verdaderos hijos, engendros
suyos, herederos del reino venidero; no se menosprecien, todos los hombres
fuimos creados con el mismo propósito, ser hijos de Dios.
Conclusiones
Con
el uso de este análisis podemos concluir que por estos principios estamos
constituidos de la siguiente manera:
Las partes del Alma:
Mente |
Razón |
Corazón |
Sentidos |
Emociones |
Sentimientos |
Objetivo |
Conceptual |
Subjetivo |
Las partes del Ser:
Cuerpo |
Alma |
Espíritu |
Físico |
Moral |
Espiritual |
Condición |
Decisión |
Condición |
Instinto |
Deseo |
Amor |
Deseos de la carne |
Vanidad del alma |
Justicia y verdad |
Vida física Mortal |
Vida racional Mortal - Eterno |
Vida espiritual Eterno |
Nosotros
podemos influir de una manera trascendental en nuestras vidas por medio del
conocimiento y la voluntad, porque al saber la verdad podemos decidir con
libertad a que se une nuestra alma, si al cuerpo material que es carne y para
morir nació o al Espíritu que Dios nos dio para vida eterna y paz, ya que al
conocer las causas y efectos de todo lo que nos constituye, se puede hacer un
buen uso de la razón en el ejercicio de nuestro libre albedrio, influyendo
directamente sobre el destino; entendiendo lo que es bueno y malo por su
esencia, por el espíritu de donde se desprende, porque lo que Dios quiere es
bueno para nuestra alma porque quiere que seamos sus hijos, engendrándose en
nosotros para vida eterna y paz, por lo que ahora revela su misterio para que
podamos entender no sólo la existencia del espíritu, sino también el ejemplo y
el sacrificio de Jesús por el cual podemos ser perdonados sin tener que pagar
el precio por nuestro pecado, y acercarnos a Dios con toda confianza al haber
sido reconciliados.
Fin de la primera parte